LA SALIDA DE DIANA URIBE Y LA DESPIADADA PERSECUCIÓN CONTRA LA CULTURA EN COLOMBIA. Por Óscar Humberto Gómez Gómez.

Los españoles —que nos están reconquistando lenta e imperceptiblemente mientras los colombianos hacemos derroche de nacionalismo frente al televisor, idiotizados por el fútbol, poniéndonos la bandera nacional de calzoncillos y gritándoles “¡hijueputas!” a nuestros compatriotas si se atreven a lucir la camiseta de un equipo local distinto al nuestro o a adelantarnos en un trancón— acaban de sacar de la cadena radial Caracol a la doctora Diana Uribe. Le ha tocado a la conocida historiadora y filósofa colombiana trastearse con sus crónicas a Internet.

Algo similar le tocó hacer al hoy desaparecido don Álvaro Castaño Castillo con su emisora cultural HJCK: no pudo seguirla sosteniendo en el dial y hubo de irse a proseguir su lucha por mantener la música clásica en los espacios más anchurosos que le brindaba el mundo virtual.

La cadena Bolero Estéreo, que nos permitía el reencuentro con el romanticismo y las canciones de buena música y buena letra que inmortalizaron a artistas y compositores de renombre, y a otros de menos renombre no por ello menos meritorios y apreciados por nosotros, fue sacada del aire y su programación replanteada por RCN, pues había que darle paso a algo más “popular”.

En la televisión nacional alcanzamos a ver dramatizados como La mala hora, basado en la novela del escritor Gabriel García Márquez y protagonizado por actores como Frank Ramírez, Carlos Barbosa, José y Guillermo Gálvez y Álvaro Ruiz, o El gallo de oro, protagonizado por el mismo Frank Ramírez y Amparo Grisales, o Un tal Bernabé Bernal, con Mario Sastre, antes de que se apoderaran de la pantalla chica los paraísos con tetas o sin tetas, los patrones del mal y las leyendas que forjaron su inmortalidad con la muerte de centenares de inocentes despedazados a balazos o por la onda explosiva de los carros-bomba.

Hace unos años, hubo en la misma televisión nacional un programa de poesía. Nuestro pueblo estaba volviendo sus ojos —y sus oídos— hacia la pluma de Federico García Lorca, los hermanos Machado, Pablo Neruda, Jorge Luis Borges, Rafael Pombo y León De Greiff. Lo cerraron. Sí: lo cerraron sin miramientos porque no era “comercial”, a pesar de las protestas del mundo de la cultura. Protestas que, como siempre, fueron ahogadas por el bochinche ensordecedor de la patanería colectiva.

Aquí en Bucaramanga, para no ir tan lejos, don Fernando Ardila Plata mantenía un programa que se transmitía a las 6 de la tarde por RCN y nos acompañaba mientras las luces de la ciudad comenzaban a encenderse y nosotros avanzábamos por entre los atascos en busca de nuestro refugio hogareño. En otras palabras, la plácida voz del gerente regional de la cadena nos acompañaba a la hora 18, esto es, a la hora del regreso. Lamentablemente, a RCN le pareció que ese hermoso espacio radial debía ser reemplazado por una propuesta más a la altura de la audiencia “popular”.

A Víctor Suárez le tocó luchar en solitario para que no le cerraran su programa Álbum Musical de Colombia en la Emisora Cultural Luis Carlos Galán Sarmiento donde el locutor santandereano se dedicaba a cometer diariamente el pecado mortal y sacrílego que significa en este país desmemoriado pretender no dejar morir el bambuco.

País desmemoriado, sí, porque a la gente se le olvidó su origen, se le olvidó cómo fue formada  esta nación, quiénes la hicieron posible y la relación estrecha que tuvo el bambuco con nuestra Guerra de Independencia y, consiguientemente, con el milagro histórico de que Colombia existiera.

Lo que, dicho sea de paso, tampoco le importa casi a nadie en estos tiempos áridos para la Historia en los que, más bien, se le abren de par en par las puertas a la lumpenización de las costumbres.

En efecto, el Teatro Corfescu, de Bucaramanga, estuvo a punto de tener que cerrar sus puertas porque las presentaciones culturales no producían el dinero suficiente para su sostenimiento y estaba viviendo prácticamente de milagro. Por arte de magia, se salvó del cierre. Pero cuando pensábamos que seguiría dedicado, y sería dedicado con mayor énfasis, a la difusión de la cultura, esto es, a los recitales de poesía, a las obras de teatro y a la música andina colombiana, por ejemplo, resultó siendo el escenario para que hace un par de meses se reunieran allí los cantineros de la calle cuarta, las prostitutas de la calle 28 y, en fin, los más conspicuos representantes del morbo local —de ese para el cual la dignidad de la mujer nada significa porque la mujer no es más que una “perra”, o una “cerda”, o una “zorra”, o una “puta”— a presenciar la presentación de una de esas supuestas “actrices” a las que eufemísticamente se les llama “actrices porno” y que seguramente por fingir orgasmos —lo que, por cierto, hacen bastante mal— se sienten colegas de Meryl Streep, de Elizabeth Montgomery o de Gina Lollobrígida.

En fin, en materia cultural andamos de mal en peor.

Y eso que, según me cuentan algunos desinformados, dizque Colombia tiene dentro de su cada vez más frondosa burocracia un Ministerio de Cultura.

 

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7 respuestas a LA SALIDA DE DIANA URIBE Y LA DESPIADADA PERSECUCIÓN CONTRA LA CULTURA EN COLOMBIA. Por Óscar Humberto Gómez Gómez.

  1. Carlos Manrique dijo:

    No sé, sí se deba o se pueda llamar cultura, a los programas que trasmiten los medios de comunicación nacional, donde no sabemos qué es más trágico, si los noticieros o los programas de entretenimiento que son una apología a la narcoviolencia y a la homosexualidad; por otra parte están los realitys, que son burdas copias de otras latitudes y sigue un sinnúmero de cosas así, sin que se atisbe una tenue luz para nuestra verdadera y malherida cultura.

  2. Lucena Blackburn M. dijo:

    Justamente hablábamos de ese tema con mi esposo Fernando, de la falta de educación y cultura de nuestro pueblo. Te cuento un caso en particular: mientras en el colegio de mis sobrinas les pasan la película Mirando el futuro donde el tema es el mundo y su transición a las energías limpias y lo que está haciendo Europa y Japón en estos temas, al hijo de la señora que nos colabora el profesor les pasó la película El charro negro. Entonces, hacia dónde vamos? Qué horror; y lamento con todo mi corazón que el pueblo pierda la oportunidad de conocer la historia bajo la dirección de la historiadora Diana Uribe, quien me hacía transportar en el tiempo.

  3. Xenia Ortiz de Blackburn dijo:

    Lamentable que nos hayan privado de programa tan interesante y elocuente realizado por tan importante historiadora el cual se escuchaba con mucho interés por su forma de transmitir y fácil de asimilar para quienes teníamos el gusto de escucharla.

    Está visto que todo lo que nos culturice está fuera de contexto, hoy en día prima la degradación de la cultura, valores y principios, moral, educación, música, vestir etc. Conclusión: nos llevó el Chiras. Qué tristeza. Qué será de nuestra juventud y futuras generaciones. 😕

  4. Mafalda dijo:

    Totalmente de acuerdo y comparto el sentimiento.

  5. Roberto Villamizar Mutis dijo:

    Por falta de apoyo estatal y privado, se acaba de cancelar el X Festival Zue de Oro que se iba a realizar entre el 26 y el 28 de octubre en Sogamoso, Boyacá. Programa concurso con participación juvenil e infantil, con música andina colombiana. Nuestra nieta Danielita Rivera Villamizar estaba entre las participantes como solista vocal. Ensayos y sacrificios de todos los niños participantes echados por la borda por la indiferencia de nuestros estamentos. Qué horror, en el mes dedicado a los niños.

  6. Esa es la realidad de la “cultura colombiana”.
    Octubre mes del artista. ¿Cuáles son los incentivos, los valores que se destacan para los compositores y cantantes de la música colombiana?
    Los poetas, los escritores, los pintores, los grafiteros, los de la referencia autóctona, los que le “tocan el corazón al indio”, todos en el olvido, y en el Ministerio de la Cultura con el derroche en burocracia, zanganocracia y pendejadas. Con el maestro Valencia: Bendita seas democracia, así nos mates.

  7. Jaime Rico Salazar dijo:

    Estimado Oscar Humberto: cuánta verdad hay en tus palabras; la cultura de este país se cae a pedazos por todas partes, y desgraciadamente las voces de reclamos no hacen eco en la realidad del país. A la música colombiana solamente la salvan los diferentes eventos o festivales que se están haciendo en muchas ciudades colombianas, afortunadamente todavía se oyen los bambucos y los tiples, pero en la radio brillan por su ausencia. Y la música romántica, los boleros de siempre, los reemplazan por los cantos de Maluma. Pobre juventud la de ahora y más pobre el futuro que les espera…Cordial saludo de Jaime Rico Salazar.

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