POESÍA SANTANDEREANA (VI). Por Óscar Humberto Gómez Gómez.

NOTA DEL PORTAL:

Aquí está presente, otra vez —por sexta vez—, la poesía emergida de la pluma de nuestros vates. De Santander, tierra de poetas, pedazo de una patria —la entrañable patria colombiana—, injustamente desacreditada en el mundo, porque de nosotros al mundo sólo se exporta el descrédito.

Y es que, como aquí se observará, en las entrañas del solar nativo palpita, por ejemplo, el amor filial: la evocación del padre ido, en la pluma de su hijo; pero también el recuerdo imperecedero del solar nativo, y, con él, el de aquella casa envejecida donde transcurrió nuestra niñez o nuestra adolescencia; la reflexión íntima sobre nuestra presencia en el cosmos y la búsqueda incesante de la paz espiritual en medio del bullicio; o la perplejidad que nos desconcierta cuando vemos que el amor se exacerba en la lejanía e, inexplicablemente, se debilita cuando estamos cerca; así como también aflora la exaltación de la herramienta más frágil y sencilla, y paradójicamente más poderosa, con que contamos para defender lo que pensamos y lo que soñamos sobre la sempiterna ilusión de construir una sociedad mejor.

Todo ello se conjuga hoy en esta síntesis poética del terruño natal. Pequeña síntesis con la que volvemos a enviar al mundo, a través del sortilegio incomparable de la Internet, el mensaje contundente, evidente, irrefutable, de que lo único que producimos aquí, en esta nación desde siempre atribulada, no es lo que se sugiere en el cine o se dice en los grandes medios de comunicación de más allá de nuestras fronteras —poderosos y sin opositor posible—, porque esta tierra, sencilla, agreste, luchadora e intrínsecamente buena, honesta y laboriosa, es terreno abonado para el cultivo de las más excelsas manifestaciones del espíritu humano, entre las cuales la Poesía sobresale con toda su carga de belleza, de protesta o de ternura.

¡Bienvenidos!

 

ELEGÍA AL PADRE

 

 

Te fuiste,
como si atravesaras una puerta invisible,
un túnel,
la niebla en el invierno.
Se derrumbó la arcilla de tu cuerpo.
Sólo quedó tu espíritu
que aún divaga por los corredores de la casa triste.
Me asomo a la orilla del mundo
para verte pasar
cabalgando en el tiempo.
Habitante del día.
Por la savia subes a los árboles
trepando las ramas de sus copas
para en las noches
estar mucho más cerca del cielo.
Tu corazón era un pájaro
que se echaba a volar sobre las nubes.
Un árbol gigantesco eras.
De él fabricaste una barca para viajar por el mundo.
De tu cuerpo los leñadores hacían las mesas
y puertas de sus casas
y cada cicatriz
fue un golpe que te dolió en la vida.
En los atardeceres las golondrinas se equivocaban
y hacían nidos en los helechos de tu pelo
y los párpados se te llenaban de sueños
y una llovizna niña
caía sobre tus sienes plateadas.
Tu camisa estaba hecha de hojas
y en tus manos bebían agua los ruiseñores.
Cuando caminabas descalzo sobre la arena
el viento desdibujaba las huellas de tus pies.

Corrías como un río perdido por el mundo,
hecho de sangre y barro,
hecho de luna y puerto.

En tu piel había una ligera sombra de Dios.
Tenías la estatura de las cosechas
y entre tus dientes
las mazorcas tenían un sabor a rocío.
Tu voz como una gaviota desdoblada
me hacía recordar
el denso oleaje del mar.
Siempre te recordaré jugando carambolas,
pescando luceros
sobre el lago azul de tu silencio.

Ahora te han quitado como un peso de los hombros
y las amapolas se aglomeran para ver tu rostro
donde se iza todo tu cuerpo.
Tuviste que morir
para volver a la vida.
Yo soy la prolongación de tu existencia,
la imagen que un día dejaste olvidada en los espejos.

Te recordaré vestido de ternura,
caminando en los bosques,
alumbrando caminos,
prolongando los pasos.
Ave Fénix:
cada vez que tú mueres,
renaces.

JOSÉ ORTEGA MORENO

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AÑORANZA

 

 

Regreso a ti, solar de mis mayores,
tierra de los jazmines
y de las mariposas.
Altos árboles aún rodean
esta casa, tan derruida y solitaria,
donde mi infancia transcurrió
serena, como este viento
que ahora mi rostro besa,
despertando imágenes recónditas,
memorias que regresan
como fugaces golondrinas
en vuelo de añoranza.

Conservo en el recuerdo
la visión
de este salón inmenso,
con paredes de libros y retratos
de antepasados;
rostros varoniles
y mujeres hermosas de ojos tristes,
pelo y pecho ceñidos,
manos enjoyadas
sobre el regazo de crujientes sedas.

Aquí, en las tardes lluviosas,
bajo la tenue luz
de altos candelabros
mi padre me llevaba, deslumbrándome,
por el mundo secreto de las fábulas.
Y en este ventanal, ya sin vitrales,
en las noches de veranos violentos
atentos escuchábamos
el canto de la noche distendido
por llanuras y cerros.

El tiempo ha devastado
el huerto, los jardines, el establo
y parte de la estancia;
pero en la comarca de los sueños
respirante y nostálgica,
aún navega
la dulce caracola de mi infancia.

HELVIA GARCÍA DE BODMER
(1908 – 2000)

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CATARSIS

 

 

Con las cuerdas sensibles de mi lira
quiero una nota tañer sobre mi frente,
hacer vibrar el alma y todo el ente
en el centro vital donde suspira.

Limpiar escorias y matar la ira
de nuestro ser humano decadente,
elevar el corazón hasta la mente
y quemar la maldad en una pira.

Anhelo una catarsis para el alma,
sumergir el espíritu en un verso
y declararme ya en completa calma;

Tener el mundo en un poema inmerso,
que brote amor de la frondosa palma
y se funda en poesía el Universo.

RAMIRO QUIROGA ARIZA

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AMOR A DISTANCIA

 

 

El misterioso amor que nos devora
tan sólo da su perfumada esencia
si la trágica mano de la ausencia
rompe el fino cristal que lo atesora.

Y luego de añorarte, hora tras hora,
decrece ante la luz de tu presencia,
como decrece la luminiscencia
de los cocuyos al llegar la aurora.

Raro amor de virtual dicotomía
que -como el fuego- próximo devora
y lejano es antorcha o faro-guía.

Amor que al alma desolada aflora
en el andén de la estación vacía
mientras se aleja la locomotora.

FÉLIX SILVA DUGARTE

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SONETO A UN LÁPIZ

 

 

Un lápiz solo tengo entre las manos,
y puedo defender a los campesinos,
y señalar del triunfo los caminos,
y a los hombres llamarlos mis hermanos.

Con este lápiz puedo a los tiranos
nombre dar de traidores y asesinos,
errores corregir, y desatinos,
y escribir los vocablos más humanos.

Con este lápiz descubrir podría
un reino de bondad y de armonía,
y enviar de paz al mundo mil mensajes,

el clarín despertar de Juana de Arco
o hacer de una hoja de papel un barco
o una nave espacial para mis viajes.

PABLO ZOGOIBI
(1909 – 1995)
_________

 

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