Un día reprocharás que no te quise,
cuando nada hiciste tú por que lo hiciera;
pues tu festiva sonrisa iluminada
no iluminaba mi alma, y sí la ajena.
Un día reprocharás que no te quise,
cuando nada hiciste tú por que lo hiciera;
pues tu cálida voz que seducía
no se oía jamás entre mis penas.
Un día reprocharás que no te quise,
cuando nada hiciste tú por que lo hiciera;
pues para mí nunca hubo porvenires,
sino ires y venires de tragedia.
Un día reprocharás que no te quise,
cuando nada hiciste tú por que lo hiciera;
pues el amor lo convertiste en la rutina
que acabó con la ilusión y la belleza.
Así que cuando estés reprochándome algún día
el no haberte querido, ten en cuenta
que tú mataste el amor que te tenía,
que transformaste en tristeza mi alegría,
y no fue, entonces, que yo no te quisiera.