Homo sapiens, única especie que secuestra. Por Manuel Enrique Rey

HOMO SAPIENS, ÚNICA ESPECIE QUE SECUESTRA

Sin importar si la retención del periodista francés Romeo Langlois pueda o no considerarse un atentado a la libertad de prensa, como tampoco qué es lo que se busca cuando se captura a un ser humano por uno cualquiera de los grupos en conflicto, o si dicho acto se realiza para lograr un peldaño más de posicionamiento en aras de la obtención del poder, lo importante que debiera tenerse en cuenta con la persona secuestrada es que es un ser humano, top en la escala de la sapiencia, y que como tal, tiene que evitarse cualquier retaliación conducente a la muerte, dado por ejemplo el caso común y corriente, de que el retenido pertenezca a un grupo ideológico o militar contrario al de sus secuestradores. La vida humana es un don preciado y único, que si se pierde, con ningún artilugio podría lograrse de nuevo.
Lamentablemente, somos la única especie capaz de evolucionar racional y culturalmente en relación con las tácticas depredadoras puestas a favor del exterminio de quien piensa o actúa distinto a nosotros. Ninguna especie ha pensado tanto en la importancia de la libertad como la nuestra; sin embargo, esa misma liberalidad que a veces termina confundida etimológicamente con el ideario o el idealismo liberal, raras veces le permite a cada individualidad conformar bloques que puedan blindarnos permanentemente de la intolerancia, ni que pueda comprenderse de una vez por todas que “Ser liberal consiste en entenderse con quien pierde o es considerado distinto, siendo tolerante”.
Tal vez los colombianos, en su gran mayoría, fallamos cuando tratamos de encontrar la propedéutica adecuada que pueda formar parte de un interés público colectivo en cuanto a permitirnos acoger humildemente la que, sin embargo, podría entenderse como una mala compasión, si se quiere, pero necesaria, que incluso se pensase como un yerro, pero que de todos modos nos abriera el corazón a la bondad, apoyados en la máxima de que una noble causa de la libertad jamás podría descansar sobre el terror.
La historia del hombre es la de la sinrazón. Nadie entiende por qué, perteneciendo el hombre a una especie que es doblemente sapiente -según Lineo- sea la única que pudo haber inventado el secuestro. Jamás hemos pensado que esa práctica mostrenca pueda llegar a tener fin; tampoco, el por qué con tanta frecuencia la muerte se convierte en su principal invitada. A la locura le falta razón. Sin embargo, quién no ha hecho culto y reverencia en algún momento de su vida a la estulticia. La fantasía, cuando es abandonada de la razón, produce monstruosidades consideradas imposibles. Unida a ella –según lo estableciera el pintor español Francisco de Goya- es madre de las artes y origen de las maravillas.
Habría que razonar para entender por qué, al menos en el caso del secuestro, la mente abandonada de la razón se encarga de incitarnos al exabrupto. Es lo que nos pasa a los colombianos, a quienes, al no oír el grito de la razón, todo se nos vuelve visiones.

¡Gracias por compartirla!
Esta entrada fue publicada en La pluma ajena. Guarda el enlace permanente.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *