Murió el ilustre médico santandereano Jaime Forero Gómez. Por Óscar Humberto Gómez Gómez

 

El eminente facultativo santandereano Jaime Forero Gómez, Miembro de Número de la Academia Nacional de Medicina, egresado del reputado Colegio San Pedro Claver de Bucaramanga y de la ilustre Universidad del Rosario de Bogotá, y especializado en Pediatría, Neonatología, Cuidado Intensivo Pediátrico, Epigenética, Docencia Universitaria y Educación Virtual, especializaciones adelantadas en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y en la Universidad Autónoma de Bucaramanga (UNAB); vinculado a instituciones científicas en Barcelona (España) y otras latitudes; autor o coautor de numerosos artículos científicos y de libros especializados; quien fundó la primera unidad de cuidado intensivo pediátrico de Colombia y organizó, planificó, asesoró, administró y/o dirigió diversas unidades de cuidado intensivo pediátrico y de neonatología, y era, además de docente universitario de Medicina y columnista de prensa y expositor radial, director de Vital Medical Care, empresa prestadora de servicios de salud de alta complejidad en la atención de pacientes de Cuidado Básico, Intermedio e Intensivo Neonatal-Pediátrico y Adulto, pero más allá de todo ello un santandereano a carta cabal, un médico comprometido hasta los tuétanos con la carrera que estudió, un hombre de honradez acrisolada que siempre honró su distinguido origen familiar y un amigo sencillo con el que siempre, a pesar de sus múltiples ocupaciones, se podía contar en los momentos difíciles, falleció en la mañana de este jueves 3 de agosto del año 2023 al cabo de una fructífera existencia que le dejó a nuestra comunidad sus valiosos aportes científicos, los mismos que supo trasmitir no solo a través de sus obras especializadas, sino también, en lenguaje sencillo, valiéndose tanto de la columna semanal que publicaba en las páginas editoriales del periódico local Vanguardia como de las ondas de la radiodifusión que lo acogieron.

Precisamente, una de las últimas imágenes que conservo de él es la del dedicado expositor cotidiano que, en plena pandemia y mientras el mundo entero se escondía presa del pánico y de la incertidumbre, amenazado por un peligroso enemigo que tenía en jaque a tirios y troyanos y ya se había llevado en sus garras a reputados miembros del personal de salud de Colombia e incluso de nuestra tierra santandereana, subía impertérrito, con un coraje que a mí me parecía que rayaba en la temeridad, las gradas de acceso al Hotel Dann Carlton para ir a dar comienzo a su programa radial de orientación médica desde la cabina de la emisora Onda 5, radiodifusora ubicada dentro de sus instalaciones.

 

 

De él llegué a saber, allá por los años 90, porque al igual que sucedió con muchos padres de familia de mi terruño natal, fue uno de los pediatras a los que hubimos de acudir a fin de que valoraran a nuestros entonces pequeños hijos y atendieran su salud quebrantada. Empero, la irrupción del doctor Forero en mi vida fue más abrupta. Y es que gracias a sus conocimientos de médico intensivista y a su oportuna presencia en el quirófano de una clínica local, a donde había sido llamado para que valorara a uno de mis hijos que ya estaba por nacer, literalmente terminó salvándoles la vida a mi esposa y a este hijo, quienes estuvieron a punto de morir aquella noche de zozobra. Celoso del secreto profesional, empero, nunca nos reveló lo sucedido exactamente en el quirófano antes de que lo llamaran de urgencia.

 

 

Infortunadamente, en los mismos años 90 en que todo aquello ocurría, y apartándose de la máxima de la sabiduría popular que enseña eso de que “Zapatero a tus zapatos”, se decidió a extender sus actividades de médico para asomarse al mundo empresarial, un mundo que para él era totalmente desconocido, y se convirtió en uno de los importadores en Bucaramanga de una prestigiosa marca de automóviles, de la que, dicho sea de paso, fui en mi ciudad nativa uno de los primeros clientes. Infortunadamente, la mala leche desplegada en su contra por cierto tinterillo de cuyo nombre, como diría Cervantes, no quiero acordarme, lo llevó a tener que soportar múltiples problemas, de los cuales nos contó, a mi esposa y a mí, que se habían derivado para él no solo inconvenientes muy serios que durante un tiempo considerable le impidieron dedicarse a su ejercicio profesional con la serenidad requerida, sino duras angustias y pérdidas económicas muy significativas que incluso minaron su salud de manera grave. Me abstengo de ahondar en este doloroso tema, porque de alguna manera eso sería rendirle una especie de homenaje a quien desde hace mucho tiempo permanece en las honduras del olvido y es allí donde debe seguir relegado hasta que emigre directo, no sé si avergonzado o sin vergüenza, hacia alguno de los círculos tan magistralmente descritos por la inmortal pluma de Dante.

 

 

Entre los años 1990 y 1995 el doctor Forero estuvo al frente del Departamento de Pediatría y Neonatología del Hospital Universitario Ramón González Valencia. Entre los años 1995 y 2000 lo estuvo al frente del Departamento de Pediatría y Neonatología de la Clínica Carlos Ardila Lülle. Y entre los años 2000 y 2013 fue el director del Departamento de Pediatría y Neonatología de la Clínica Chicamocha, las tres, prestigiosas entidades médicas del área metropolitana de Bucaramanga. Entre los años 2013 y 2019 fue Director Científico para Colombia de la Universidad de Aguascalientes (México).

Escritor consagrado de temas propios de su profesión, de la pluma y el conocimiento del doctor Jaime Forero Gómez alcanzaron a ver la luz editorial varias obras de amplia aceptación dentro del mundo científico. Su libro “Fisiología e inmunología intestinal aplicada. Papel de los Probióticos” para el año 2012 ya iba por su quinta edición. Es, a propósito, “un libro dedicado a la inmunología intestinal y el papel de la flora bacteriana intestinal en la homeostasis del cuerpo”. Un año antes, en 2011, había visto la luz una obra escrita en coautoría y titulada “Nuevos conceptos en el manejo del equilibrio ácido-base: Teoría de Stewart”, y más atrás en el tiempo, en 2006 y 2007, habían sido publicadas la primera y la segunda edición del libro “Cuidado intensivo pediátrico y neonatal”, también escrito en coautoría. Con posterioridad a las precitadas obras, en 2014 fue editado el libro “Cómo y qué comer”, escrito en coautoría con la doctora Martha Helena Forero Sepúlveda, en uno de cuyos primeros apartes se lee la alerta de que “La contaminación ambiental y lo que llamamos “alimentación chatarra” son la causa del 90% de las enfermedades actuales incluyendo el cáncer, la artritis, la enfermedad inflamatoria intestinal y el Alzheimer”.

 

 

Fiel a sus convicciones científicas, y más allá de sus férreas posiciones conservadoras, desde un comienzo se puso de lado, de manera irrestricta, de quienes se oponían a la explotación minera en el páramo de Santurbán, fijando su criterio bajo el título “Los páramos no se tocan” (Ver: Sección Ecología, 25 de noviembre de 2017). Y es que su defensa de la inviolabilidad de los páramos derivaba, única y exclusivamente, de sus conocimientos médicos, que le hacían ver el inmenso peligro que para la salud pública tendría la contaminación de las aguas.

Consecuente también con su caballerosidad a la antigua, que no era sino el reflejo de la educación recibida desde la cuna, me llamó expresamente para preguntarme si le daba permiso para publicar en sus redes sociales una caricatura relacionada con dicho tema. Era una caricatura que, en plena pandemia, había publicado en este blog y que, igual que las demás, era producto del proyecto que habíamos armado el excelente caricaturista e ilustrador santandereano Pedro Jesús Vargas Cordero y yo, dando nacimiento al nombre artístico de VAGO. Por supuesto que lo autoricé con el mayor gusto.

 

Un día cualquiera me enteré de que había sido denunciado penalmente por difamación. La querella la había presentado ante la Fiscalía General de la Nación un periodista bogotano de izquierda ampliamente conocido por su combatividad y contra quien el doctor Forero había escrito y publicado un fuerte ataque, basado en informaciones que, según comprobó luego, habían resultado carentes de fundamento, razón por la cual, con gallardía, hizo la consiguiente aclaración y presentó las debidas excusas. No obstante, sabedores de la denuncia penal, de todas maneras los miles de seguidores de este fogoso periodista se fueron lanza en ristre en las redes sociales contra el doctor Forero. Empero, fue el mismo periodista quien, enterado del elegante proceder de su denunciado y de quién se trataba, de inmediato anunció que había retirado la querella y les pidió a sus seguidores guardar el debido respeto hacia el doctor Forero explicando que se había enterado de que era un hombre decente de Bucaramanga, defensor de los páramos y médico muy reputado, y que, en consecuencia, él daba por terminado su enfrentamiento con él y les solicitaba a todos hacer lo mismo.

 

 

Son muchas las anécdotas que podría escribir en esta entrada triste de mi blog ante la partida del destacado galeno Jaime Forero Gómez. Algunas no las puedo hacer públicas, pero sí puedo decir que no pocas tocan con la orientación pronta y desinteresada, con el favor oportuno en momentos de tribulación, con esa voz de apoyo a tiempo que tanto se agradece. Y es que, en lo personal, al doctor Jaime Forero tendría que agradecerle muchas cosas, aparte de la amistad con que siempre me distinguió y distinguió a los míos. Pero talvez lo que más debo agradecerle es que siempre me pasó al teléfono, o me devolvió mis casi siempre impertinentes llamadas, y siempre me respondió mis mensajes por sin importancia que fueran.

Precisamente por esto último e ignorante completamente de qué estaba sucediendo, me extrañé mucho de que no me respondiera ni me devolviera la llamada telefónica que le hice el pasado domingo al atardecer, ni la que le hice al día siguiente, ni que tampoco me hubiese contestado el mensaje de WhatsApp que le envié al otro día. Fuera de la obvia explicación de que se encontrara muy ocupado (cosa que en él no era raro), me preguntaba si acaso se encontraba viajando y se hallaba en un lugar sin cobertura, pero alcancé también a dudar de si acaso le había molestado algo que yo hubiese escrito y él hubiese leído. Esta duda la disipaba, sin embargo, rememorando que siempre se había mostrado respetuoso de mis ideas aunque fueran abiertamente opuestas a las suyas.

Al mediodía de hoy, encontrándonos mi esposa y yo fuera de casa, supimos que desde un par de semanas atrás se hallaba en delicado estado de salud. Cuando entrábamos al sitio en donde habíamos decidido almorzar, mi esposa me dijo que se sentía muy preocupada, que ella tenía el pálpito de que lo de Jaime Forero iba a terminar mal.

Acabábamos de llegar a nuestra casa, nos disponíamos a bajarnos de la camioneta, cuando me dio por revisar los mensajes de nuestro pequeño grupo familiar y fue cuando vi la noticia trasmitida por mi hijo mayor con un “parece” y la confirmación de la misma con los mensajes de los demás lamentando lo que acababa de suceder. Mi esposa entró llorando.

 

 

No quisiera cerrar estas líneas sin traer a colación lo sucedido cuando al doctor Forero se le acusó de “fundamentalista” por su inquebrantable posición en contra de la explotación minera en los páramos. En aquella oportunidad (2 de julio de 2020), “El Diablillo del Parnaso” escribió y publicó en seguida un soneto titulado precisamente así y el cual hoy reproduzco con un hasta siempre al preclaro discípulo de Hipócrates que hoy se nos va, pero a quien conservaremos en nuestro corazón agradecido por siempre.

¡Que nuestro Hacedor Supremo lo reciba en su gloria, Doctor Jaime Forero!¡Jamás lo olvidaremos!

 

 

EL FUNDAMENTALISTA“. Por: El Diablillo del Parnaso

Decir de Jaime Forero,
Pediatra e intensivista,
Que es fundamentalista
Me parece un desafuero.

Hombre honesto y caballero,
Defiende un punto de vista,
Y no por oportunista,
Pues en el tema es pionero.

En cambio hay algunas plumas
Que se esconden tras las brumas
A hacer sus cuentas primero,

Y luego se sienten Dumas
Por ponerle las totumas
Al que llegó con dinero.

 

 

¡Gracias por compartirla!
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