Hace un año, pletórico de ilusión, expuse en este mismo portal y por diferentes medios, mis propuestas acerca de la reforma a la Justicia. Lo hice, porque creí en los anuncios que, a los cuatro vientos, hicieron tanto el señor Presidente de la República como su Ministro del Interior y Justicia en el sentido de que la maltrecha Justicia colombiana sería, por fin, y por primera vez en su turbulenta historia, reformada en serio.
Hoy, un año después, aquella ilusión con la que escribí y hablé se ha venido abajo, como un castillo de naipes.
Ante este panorama desolador, he vuelto mis ojos hacia la pobre Justicia. Hacia ella, sí, que fue de quien, finalmente, nadie se acordó; que fue, a la postre, la misma cenicienta de siempre que a nadie le importa, ni le ha importado nunca. Ella, la Justicia, que también escuchó mis propuestas con atención, porque bien sabe que a lo largo de estos treinta años siempre le he servido con entusiasmo, lealtad y respeto, se halla sumida en la más profunda desilusión. ¡Pobre Justicia!
Ella quiere dedicarles, entonces, esta ranchera de Felipe Valdez Leal, en la voz incomparable de María Dolores Pradera, acompañada por las guitarras del dueto Los Gemelos, al señor Presidente de la República, Jefe de Estado y Primer Magistrado de la Nación Dr. Juan Manuel Santos Calderón, quien no quiso oírnos; al señor ex Ministro del Interior e Injusticia Germán Vargas Lleras, quien tampoco nos escuchó; al señor ex Ministro de Justicia Juan Carlos Esguerra, a quien le estaremos obsequiando en las próximas horas una lupa; y a todos los que tuvieron que ver con su desastre, incluido, por supuesto, el señor Presidente de la Cámara de Representantes Simón Firmoncito.
¡Que Dios salve a Colombia del caos judicial que se avecina!