LA HECHICERA. Por El Último Guane

 

Qué magia tenían tus ojos

Que con tan solo mirarme

Yo empezaba a perturbarme

Y me venían los sonrojos.

 

Qué encanto tus labios rojos

Que solo con susurrarme

En ellos sentía extasiarme

Y adiós decían mis enojos.

 

Qué sortilegio tu pelo,

Por qué me dejaba lelo

El imán de tu sonrisa;

 

Pregunto y solo esta brisa,

Siempre gélida y de prisa,

Me responde con su hielo.

 

 

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