La segunda bofetada. Por Óscar Humberto Gómez Gómez.

JUAN GUILLERMO GÓMEZ OSPINA, ABOGADO DE LA UNIVERSIDAD EXTERNADO DE COLOMBIA ASESINADO EN EL BARRIO LOS ROSALES DE BOGOTÁ POR ROBARLE SU CELULAR.

Definitivamente, hablar de la justicia colombiana es llover sobre mojado.  Aquí, en definitiva, no hay justicia.

Esa verdad desoladora ya la sabemos todos, la hemos experimentado, la hemos sufrido, la hemos denunciado.  Y lo peor de todo es que la percepción que tenemos es la de que nuestras palabras críticas se las ha llevado el viento.

A una considerable cantidad de funcionarios judiciales lo único que les importa es irse acercando a su anhelada pensión de jubilación. La carrera judicial es una farsa.  Una gran cantidad de funcionarios y empleados judiciales están en sus puestos en calidad de encargados, es decir, “mientras tanto”.  Un “mientras tanto” eterno que les ha permitido a no pocos el jubilarse.  Eso, sin embargo, no sería grave si la falta de preparación académica, la ausencia de compromiso con el ideal de justicia, la burocratización de la justicia, la petulancia insoportable de malos funcionarios y peores empleados, y hasta una espeluznante falta de ortografía y de redacción no se apreciaran por doquier, como vicios y defectos de una justicia improvisada e indolente ante el sufrimiento ajeno.

Pero esto no es todo.  “Tras de cotudos, con paperas”: a una justicia congestionada y lerda, se ha unido, de un tiempo para acá, el gravísimo problema de los paros judiciales y las asambleas permanentes.

Y es que paralizar el servicio de justicia, un servicio público que jamás debería paralizarse, con el objeto de reclamar sus servidores diversas prestaciones a las que tienen derecho y que el Estado les burla sin sonrojarse, se volvió cosa común.

Las funestas consecuencias de este otro vicio, por supuesto, no tardan en aparecer.

Para la muestra, un botón: dos de los desalmados asesinos del joven y brillante abogado santandereano Juan Guillermo Gómez Ospina acaban de salir libres, muertos de la risa, como si no hubieran hecho nada, sólo por el ya manido vencimiento de términos, concretamente porque una inoperante Fiscalía General de la Nación no presentó a tiempo el escrito de acusación que debía presentar y cuando debía celebrarse la audiencia para decidir acerca del mismo estalló el paro judicial, y los abogados defensores de aquellos criminales, ágiles y astutos, aprovecharon el río revuelto para la consiguiente ganancia de pescadores.

No valió que los hubieran capturado casi en flagrancia, con las manos en la masa, llevando consigo el teléfono celular de la víctima, a quien acababan de dejar tendido sobre el gélido suelo bogotano con una puñalada en el corazón.  No valió que el vecindario del barrio Los Rosales hubiese alertado con prontitud a las autoridades.  No valió que no hubiese sido necesaria una compleja labor investigativa, porque los delincuentes no sólo fueron filmados, sino que, además, hasta confesaron su horrendo crimen.  No valió nada, porque la ineptitud de nuestra paquidérmica justicia volvió a dar al traste con los anhelos de justicia de una familia honorable y de una sociedad irritada: los funcionarios dejaron vencer los términos y ahora dos de los asesinos están otra vez en la calle ofreciendo grave peligro a la comunidad.

Emilia Lucía Ospina Cadavid, la sufrida madre de la víctima, se ha dirigido, indignada, a los medios de comunicación para denunciar la libertad de dos de los asesinos de su hijo y la inminente posibilidad de que salgan libres los otros dos.

Esto de acudir a los medios, dicho sea de paso, se ha convertido en la única vía que le está quedando a la gente decente de este país, golpeada por la creciente ausencia de justicia.   Y eso, claro, si los medios la dejan hablar y no le cortan cuando apenas empieza a exponer su correspondiente drama.

Nuestro portal, que en su momento registró el asesinato de Juan Guillermo y se solidarizó con el dolor de Emilia Lucía y de los suyos, se une ahora al sentimiento de asombro, indignación y desencanto que experimenta, otra vez, la atribulada familia del joven y promisorio jurista, y reitera su ya viejo clamor de que el Estado colombiano se amarre, por fin, los calzones frente al delito y le brinde a la comunidad que trabaja y estudia, en vez de quemar sus energías en la vagancia y en la criminalidad, el derecho que tiene de contar con una justicia debida y pronta.

¡Gracias por compartirla!
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8 respuestas a La segunda bofetada. Por Óscar Humberto Gómez Gómez.

  1. María Ruth Díaz Enciso dijo:

    DR. OSCAR HBTO; DESPUES DE LEER Y MIRAR SOMERAMENTE EL DIARIO DE INFORMACION Y HECHOS DE LOS ÚLTIMOS 20 AÑOS, ME ATREVO A DECIR QUE LA JUSTICIA EN COLOMBIA LA PROGRAMAN, LA REDACTAN, LA APRUEBAN, LA APLICAN, LA VIOLAN Y JUEGAN CON ELLA COMO MEJOR LES VENGA EN GANA LOS HONORABLES, QUE DE ESO NO TIENEN NADA…Y LOS CIUDADANOS SOLO NOS CONVERTIMOS EN VICTIMAS DE ESOS QUE JUEGAN CON LA JUSTICIA Y NO PASA NADA… ¿QUÉ NOS ESPERA A LOS COLOMBIANOS? AMANECERÁ Y VEREMOS… DIOS LE BENDIGA…INFINITAMENTE…

  2. Sebastián N. dijo:

    Me parece el colmo que personas como usted publiquen artículos y desvíen los temas que van más allá del hecho de que existan paros judiciales y que por ello ocurra impunidad en muchos casos y que por supuesto no debe ser así. Pero eso no es así de fácil, señor, usted debe segmentar los problemas que tiene la justicia Colombiana. ¿Acaso todos los empleados están en paro? ¿Acaso todos los empleados que se quieren pensionar llevan un “tiempo” solamente? ¿O acaso el señor no sabe que hay mucha gente con 35 años de trabajo judicial encima sin poder pensionarse! Sabiendo que el trabajo de estas personas nunca termina, no estoy diciendo que el paro judicial es justificable completamente pero vale la pena hacerlo para que se escuchen las voces de muchos trabajadores ya con edad que están en carrera y que se les ha subido la edad para pensionarse a cambio de nada. Éste caso que usted muestra no es el único, pero existe la necesidad de que de esta manera sean escuchados los miles empleados y sus miles de familias dedicadas al trabajo. Los trabajadores no tienen la culpa de que el sistema tenga grandes abismos, usted mismo sabe que ellos no manejan el sistema judicial, pero no es justo que los magistrados, la gente más rica en el ámbito de justicia, se les incrementen los sueldos y mientras tanto los más pobres sí tienen que callar y esperar hasta “VEINTE AÑOS POR UN AUMENTO SALARIAL!!. Y SÍ, hoy en día hay muchos jóvenes en provisionalidad como usted lo comenta, pero no es justo que sean tratados de igual manera las personas de edad que llevan muchos años en carrera trabajando y los jóvenes que se incorporan hoy día. ¿Se da cuenta que no es tan fácil!!. Es así como usted lo muestra: los arropan a todos con la misma cobija. Nadie se preocupa por los buenos trabajadores de muchos años. Usted no ha vivido la tristeza que hemos vivido muchos al ver a nuestros seres queridos siempre en la misma silla mientras que con nuevos decretos alejan la posibilidad de pensionarse. ¿Acaso usted esta de acuerdo con que haya ancianos trabajando toda su vida sin tener derecho a disfrutar de su pensión? Es así para donde van los trabajadores de Colombia o no se da cuenta! Cada vez le van subiendo más y más. Hay mucho que pudiera comentar acá, pero en resumen el paro es necesario, necesitamos que hagan algo y por supuesto la ley es para todos: incrementar el sueldo de los trabajadores que hacen falta. El paro es necesario. Y LA LEY ES PARA TODOS, NO PARA UNOS POCOS MAGISTRADOS. ¡¡ES PARA LA LEY!!

    • OscarHbto dijo:

      En primer lugar, no leíste bien, Sebastián: en el artículo dice textualmente que los paros judiciales se llevan a cabo “con el objeto de reclamar sus servidores diversas prestaciones a las que tienen derecho y que el Estado les burla sin sonrojarse“. En segundo lugar, dice el artículo que las provisionalidades no son graves en sí mismas, y que lo verdaderamente grave son los vicios que se evidencian en la justicia y que allí parcialmente se enumeran. Hay, por supuesto, funcionarios y empleados en provisionalidad que son dignos del cargo que ocupan. En tercer lugar, reconozco que hay funcionarios y empleados judiciales que, indudablemente, ganan demasiado poco para todo lo que tienen que trabajar, no sólo en cuanto a los altos volúmenes de trabajo, sino también a los inhumanos horarios a los que son sometidos, horarios que llegan a extenderse a las noches, a las madrugadas y a los días festivos. Obviamente, como en todo, detrás de la reclamación de los buenos funcionarios y de los buenos empleados, se parapetan aquellos que, más bien, debieran prestarle a la Administración de Justicia el invaluable servicio de renunciar y permitir que sus cargos los ocupen personas que sí tengan una verdadera vocación de servicio a la comunidad. En cuarto lugar, Sebastián, más allá de si el paro judicial es justo o injusto, y de quién tiene la culpa de esta parálisis en la justicia, lo único cierto aquí es que hampones de la peor laya, como los que cobardemente asesinaron a Juan Guillermo Gómez Ospina, están hoy en libertad, amenazando de nuevo a muchos otros potenciales Juanes Guillermos Gómez Ospinas que posiblemente mueran, como él, apuñalados, por el único crimen, imperdonable en este país indolente, de caminar por las calles, calles que dizque son de la comunidad, pero por las cuales la comunidad, esa que paga impuestos para que tú puedas trabajar, es decir, la comunidad que estudia con esfuerzo y labora con honradez, ya no puede transitar porque los delincuentes se apoderaron de ellas, a ciencia y paciencia de un Estado cobarde, corrupto e inepto que se lo permitió. La justicia, Sebastián, con paro o sin paro, hace mucho tiempo que está en cuidados intensivos, y los colombianos tenemos derecho a exigir que funcione y que crímenes como el del Dr. Gómez Ospina no sigan quedando en la impunidad. Ya estamos literalmente MAMADOS de tanta injusticia.

  3. CON INÚTILES GOBIERNOS
    DAN GANAS DE NO SE QUÉ,
    COMO DIJERA ECHANDÍA:
    EL TAL PODER PARA QUÉ.

    EN CAMBIO A TÍ TE AGRADEZCO,
    ABOGADO GÓMEZ GÓMEZ,
    POR TU PODER, POR SUPUESTO,
    EN DEFENDER LOS VALORES.

    TU PÁGINA, NECESARIA,
    ÚTIL, DE SUMO CUIDADO,
    ORIENTE DE PROLETARIA,
    NORTE PARA EL ABOGADO.

    SI TODOS NO EMPEÑAMOS
    A ESCRIBIR Y A LEER,
    LUZ PARA LOS COLOMBIANOS
    JUSTICIA PA’ SANTANDER.

    SIGUE, DOCTOR GÓMEZ GÓMEZ,
    EN PRO DE LA SOCIEDAD,
    LAS COPLAS DE FLÓREZ FLÓREZ
    TAMBIÉN HABLAN DE VERDAD.

  4. Víctor Suárez dijo:

    Impotencia. Esa es la palabra que viene a mi mente después de leer el artículo y de identificarme totalmente con el mismo. Un grado máximo de “impotencia” frente a todas las decisiones equivocadas, manipuladas e inequitativas de nuestro contaminado aparato de justicia. Creo,de todas maneras, doctor Óscar Humberto, que se debe continuar batallando, por todos los medios, hasta lograr que el bien esté por encima del mal.

  5. Nylse Blackburn Moreno dijo:

    Esta “justicia” que no es justicia y que nos vale tanto sostener. No podemos seguir adelante con esta sensación permanente de profunda frustración. El que la justicia sea pronta y debida es un aliciente, un consuelo, pero en este país vivimos en permanente frustración. Los buenos nos sentimos perdidos, viviendo en un país que no vale la pena. Esta distinguida familia se encontró de frente con la terrible realidad de la justicia que tenemos. He venido acompañando por años a Oscar Humberto en sus luchas y he visto su voz solitaria alzarse contra tanto abuso de funcionarios judiciales, de jueces, magistrados, de fiscales incompetentes que llegan a sus cargos por amistad, por dádivas sexuales y toda clase de argucias, que no por sus méritos. Cuánto daño le ha hecho a la justicia el amiguismo. He visto funcionarios judiciales diciéndonos mentiras sin siquiera sonrojarse. La justicia encarnada en la mentira. Si fueran tan buenos funcionarios esta sensación de impunidad no estaría tan generalizada. Si esta justicia fuera buena -y eso que en este caso en particular cuentan con tantas pruebas- ya a la semana de ocurrido el asesinato de Juan Guillermo hubiera habido por parte de la Fiscalía el escrito de acusación y estos delincuentes ya estarían condenados. Pero no, dejaron vencer los términos y ahora amparan su ineptitud en los 15 días que lleva el paro judicial, y qué pasó en los 105 días anteriores? a qué paro le van a echar la culpa? al paro mental que tienen estos funcionarios. Este remedo de “justicia” merece que la cambiemos pero toda. Referendo para cambiar la justicia.

  6. Fabiola Clavijo dijo:

    Cómo nos entristece lo que pasa en nuestro país. Por Dios, la noticia de libertad para los asesinos de Juan Guillermo, revive el drama y la pena de unos padres adoloridos, quienes no podían menos que esperar, como todos lo ciudadanos de bien, una pronta y cumplida justicia.

  7. Manuel Fernando Arce dijo:

    Excelente crítica.

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