Quedó de ti tu sonrisa en el vacío,
quedó el hastío de seguir sin tu presencia,
quedó la esencia de tu cuerpo, sol de estío,
quedó un sombrío porvenir sin tu existencia.
Se fue el valor que me dabas con tu aliento,
se fue en el viento tu voz que me animaba,
se fue a la cava el vino. Y el sarmiento
se fue al momento, cuando menos lo esperaba.
Se fue la música, el amor, la poesía,
la alegría se marchó y quedó desierta
una yerta mansión. Y entristecido
quedó un jardín marchitándose de olvido
y un viento herido sollozando en una puerta.
Lo vivido quedó, ya sin memoria;
quedó una historia de amor interrumpido;
pues tu espíritu jovial, dulce y florido,
había partido a los dominios de la gloria.
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* A la memoria de P.S.