Descuidos de la CDMB que producen tragedias. Por Rafael Serrano Prada.

Mientras avanza la puja burocrática y clientelista en la Corporación de Defensa de la Meseta de Bucaramanga, que fue creada hace medio siglo para combatir el fenómeno de la erosión y proteger las zonas de cañada, proliferan las invasiones en sectores de alto riesgo, donde deben construirse muros de protección, que eviten los desplazamientos masivos de la corteza terrestre, como los que se han presentado en el Barrio Doce de Octubre, que dejan dos niños muertos y sus padres desaparecidos bajo lodazales que trata de remover la defensa civil, los bomberos y el ejército.
Hace mucho tiempo se ha venido insistiendo en crear planes de vivienda para el traslado de centenares de familias que se encuentran en las zonas de riesgo, pero no ha sido posible porque la politiquería se tomó la Corporación de Defensa de la Meseta de Bucaramanga, que otrora fue una institución admirable y ahora es el refugio de funcionarios y dirigentes políticos arribistas, que sueñan con los negocios de la contratación oficial.
No se mueve un terrón de tierra porque la construcción de taludes está suspendida y la sobretasa ambiental aplicada a la factura del impuesto predial, apenas alcanza a satisfacer la fronda burocrática con la que se organizaron campañas electorales, que dejaron exhaustas las finanzas de la contratación oficial.
Las inversiones anunciadas para Bucaramanga por el Banco Interamericano de Desarrollo se quedaron en simples promesas, porque ni siquiera el proyecto de expansión del Parque Ecológico de La Flora ha merecido el mantenimiento adecuado de sus escenarios, donde centenares de personas toman cada semana el aire fresco de las alamedas que se levantan en el sector, con la producción de oxígeno para los caminantes que disfrutan de los escenarios y de su paisaje.
Lo ocurrido en el Barrio Doce de Octubre, en zona de invasión, estaba cantado. Dos niños aplastados por un alud y sus padres enterrados vivos en medio de la avalancha que formaron las lluvias de las últimas noches. El ciudadano Robinson Quintero y su esposa Carolina siguen sepultados por el desplazamiento de la corteza terrestre que se produjo en ese sector de la capital santandereana, al occidente de Bucaramanga, donde fueron rescatados los cadáveres de sus dos hijos, pequeños inocentes que murieron en medio de esta tragedia.
Como vamos, en el manejo de la Corporación de Defensa de la Meseta de Bucaramanga, van a terminar convirtiendo esa institución en una entidad privada, por los caprichos del director, Luswin Arley Anaya, que se ha convertido en un problema para las autoridades regionales, por la pésima administración y por la baja calidad de los servicios que deben prestar como autoridades ambientales. La CDMB fue creada hace medio siglo en el Concejo de Bucaramanga para controlar el fenómeno de la erosión. Las zonas más vulnerables están en los sectores de la periferia occidental, en los barrios Doce de Octubre y 23 de Junio, lo mismo que en la Comuna Catorce, donde están ubicados Morrorrico y otros sectores habitados por emigrantes de la provincia de Soto.
Por ahora se habla de trasladar 106 familias del barrio Doce de Octubre, donde se produjo la tragedia ocurrida esta semana. La alcaldía de Bucaramanga ha tenido que asumir los costos de esta situación de emergencia, que ameritan un debate del Concejo Capitalino sobre el funcionamiento de la CDMB, una de las entidades más desacreditadas e inútiles que tiene la ciudad.

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RAFAEL SERRANO PRADA.— Educador, político, periodista y escritor santandereano. ExDiputado a la Asamblea de Santander y exRepresentante a la Cámara por el Partido Conservador. ExPresidente del Colegio Nacional de Periodistas.  Director del diario EL FRENTE.

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