Terminó desplomándose la casa,
Se cayó sin hacer algarabía,
Ni siquiera se enteró la Policía,
Ajena, como siempre, a lo que pasa.
Hacia el templo iba el pueblo —siempre en masa—
Pues el cura las campanas ya tañía,
Y aunque era nuestra historia quien caía,
Nuestra gente es con el chisme que se casa.
Desde entonces muchos años han pasado,
La ciudad que conocimos ha cambiado,
En la cuadra ya no vive quien vivía,
Y del viejo caserón deshabitado,
Del que nada pudo ser recuperado,
Los recuerdos me persiguen todavía.