LAS MUJERES EN LA FILOSOFÍA. Capítulo XIV: SANTA TERESA DE JESÚS. Por Óscar Humberto Gómez Gómez, Miembro de la Academia de Historia de Santander y del Colegio Nacional de Periodistas Seccional Santander.

 

Esta brillante filósofa mística española, magnífica escritora y mujer de excelsas virtudes, elevada por la Iglesia a las categorías de Santa (Gregorio XV, 1622), Patrona de España (Urbano VIII, 1627), Patrona de los escritores españoles (Pablo VI, 1965, con el apoyo de la Real Academia Española de la Lengua, las universidades, organismos literarios y organizaciones culturales) y Doctora de la Iglesia (Pablo VI, 1970), en vida sufrió la vigilancia, la censura y la persecución de la Inquisición —ante la cual fue denunciada en 1575 por las propias jerarquías de la comunidad religiosa a la que pertenecía— y atrajo sobre sí y sobre su naciente obra religiosa la envidia y las malquerencias de personas mezquinas, incapaces de comprender lo inmensa que era.

 

 

De su brillante pluma emergieron los siguientes libros:

Camino de perfección

Conceptos del amor de Dios

El castillo interior (o Las moradas)

Vida de Teresa de Jesús

Libro de las relaciones

Libro de las fundaciones

Libro de las constituciones

Avisos de santa Teresa

Modo de visitar los conventos de religiosas

Exclamaciones del alma a su Dios

Meditaciones sobre los cantares

Visita de descalza

Avisos

Ordenanzas de una cofradía

Apuntaciones

Desafío espiritual

Vejamen

 

 

Teresa de Jesús —llamada también Teresa de Ávila— escribió numerosas cartas, escritos estos que han sido reunidos y publicados bajo el nombre de Epistolarios.

 

 

Su filosofía mística se evidencia en las frases y los versos inmortales que legó a la posteridad:

“No son buenos los extremos aunque sea en la virtud”

“Lee y conducirás, no leas y serás conducido”.

“He cometido el peor de los pecados: quise ser feliz”.

“De devociones absurdas y santos amargados, líbranos, Señor”.

“La verdad padece, pero no perece”.

“Sin amor todo es nada”.

“No me vendo; es el único lujo de los pobres”.

“El amor perfecto tiene esta fuerza: que olvidamos nuestro contento para contentar a quienes amamos”.

“Es para mí una alegría oír sonar el reloj: veo transcurrida una hora de mi vida y me creo un poco más cerca de Dios”.

“Vivir la vida de tal suerte que viva quede en la muerte”.

“Si en medio de las adversidades persevera el corazón con serenidad, con gozo y con paz, esto es amor”.

“Más lágrimas se derraman por las plegarias respondidas que por las no respondidas”.

“Aunque las mujeres no somos buenas para el consejo, algunas veces acertamos”.

“Vivo sin vivir en mí y tan alta vida espero, que muero porque no muero”.

“Quien a Dios tiene, nada le falta. Sólo Dios basta”.

“La vida es una mala noche en una mala posada”.

“La tierra que no es labrada llevará abrojos y espinas aunque sea fértil; así es el entendimiento del hombre”.

“Busquemos siempre mirar las virtudes y cosas buenas en los otros y cuando veamos sus defectos, mirarlos con la humildad de tener presente nuestros grandes pecados… y en la duda, es mejor tener a todos por mejores que nosotros…”.

“Para quien ama, nada es imposible”.

“Lo único necesario para buscar a Dios, es ponerse en soledad y mirarlo dentro de nosotros mismos”.

“Sólo el amor es el que da valor a todas las cosas”.

“La mejor manera de descubrir si tenemos el amor de Dios es ver si amamos a nuestro prójimo “.

“Nada te turbe, nada te espante, todo se pasa, Dios no se muda;la paciencia todo lo alcanza; quien a Dios tiene nada le falta: Sólo Dios basta”.

“Tuya soy, para ti he nacido. Manda de mí lo que Tú quieras”.

“Tengo experiencia en lo que son muchas mujeres juntas. ¡Dios nos libre!”.

“Las mujeres no necesitan estudiar a los hombres, porque los adivinan”.

“Sin un corazón lleno de amor y sin unas manos generosas, es imposible curar a un hombre enfermo de soledad”.

“No podemos hacer grandes cosas, pero sí cosas pequeñas con un gran amor”.

“El que no vive para servir, no sirve para vivir”.

“El amor perfecto nos hace olvidar nuestra alegría, para alegrar a quienes amamos”.

“No hagas casos de esos fríos, que yo soy la verdadera calor”.

“El amor de Dios es el árbol de la vida en medio del paraíso terrenal”.

“Tristeza y melancolía no las quiero en casa mía”.

 

 

Fue, además, Teresa de Jesús una delicada poetisa. Los siguientes famosos versos suyos así lo demuestran:

“¡Ay qué larga es esta vida!
¡qué duros estos destierros!
¡esta cárcel, estos hierros
en que el alma está metida!
Sólo esperar la salida
me causa dolor tan fiero,
que muero porque no muero”.

 

 

El 4 de octubre de 1582, luego de haber fundado numerosos conventos, Santa Teresa de Jesús —cuyo nombre de familia era Teresa Sánchez de Cepeda y Ahumada, y quien había nacido en Ávila el 28 de marzo de 1515— murió. Al día siguiente dejaba de regir el calendario juliano y empezaba a regir el calendario gregoriano. Por eso, el siguiente día de su fallecimiento —aunque parezca absurdo— es el 15 de octubre.

 

 

 

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ILUSTRACIONES: (1) Santa Teresa. Óleo sobre lienzo (1827). Francisco Gerard (1770 – 1831).

(2) Escena de la película Teresa de Jesús (1984), protagonizada por la actriz española Concha Velasco y dirigida por Josefina Molina.

(3) La actriz española Concha Velasco como Teresa de Jesús en la película del mismo nombre (1984).

(4) Teresa de Jesús escribiendo. Escena de la película Teresa de Jesús (1984).

(5) Cartel de la película Teresa de Jesús (1961), protagonizada por la actriz española Aurora Bautista y dirigida por Juan de Orduña.

(6) Portada del libro Teresa de Jesús. Obra poética.

(7) Escena de la película Teresa de Jesús (1961), protagonizada por la actriz española Aurora Bautista y dirigida por Juan de Orduña.

(8) La actriz española Marian Álvarez en la película Teresa (2015).

(9) Éxtasis de Santa Teresa (1647 – 1652). Escultura en mármol de Gian Lorenzo Barnini (Nápoles, 1598 – Roma, 1680). Capilla Cornaro. Santa María de la Victoria. Roma.

 

[CONTINUARÁ]

 

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