Al vaivén de las olas yo me muevo
en este mar del tiempo tan confuso,
interrogo a la nada: ¿quién me puso?,
y en esta barca solo dudas llevo.
¿Tendrá algo de Dios o del Maligno
hacer esta pregunta entre mis versos…?
¿Acaso es tan grande el universo
que quien me hizo no me envíe un signo?
¿Por qué siento esta angustia innecesaria
de elevar cada noche una plegaria
tan solo mentalmente y sin mi voz?
¿Acaso no es mejor lanzar un grito,
que haga eco por todo el infinito,
¡¡¡ Como un telegrama para Dios !!! ?
Napo
Waukegan Illinois, 20 de octubre de 2018