EL ALMIRANTE PADILLA. Por Óscar Humberto Gómez Gómez, Miembro Correspondiente de la Academia de Historia de Santander.

 

La primera embarcación en la que navegó el fundador de la Armada Nacional de Colombia fue seguramente una rústica y modesta barca de madera.

Y lo fue, porque su niñez transcurrió entre el mar y esas barcas.

 

 

Cerca del casco urbano de la ciudad de Riohacha, en efecto, había un caserío humilde que se llamaba Camarones. En ese caserío vivía un constructor de barcas de nombre Andrés Padilla.

Entre los hijos que este sencillo artesano tuvo, habría de sobresalir uno que, con el paso del tiempo, se convertiría en el marino más grande de este país. Se llamaba José Prudencio.

 

 

José Prudencio habría de dedicar toda su vida al mar y pasaría de ser apenas un grumete a convertirse en contralmirante y a ser, nada más ni nada menos, que el fundador de la Armada Nacional de Colombia.

 

 

Sus condiciones de excelente marino y estratega militar le permitirán llegar a ser libertador de Santa Marta, libertador de Riohacha, libertador de Cartagena, libertador de Maracaibo y, en una palabra, el libertador del mar.

 

 

Y es que suele olvidarse, en este país desmemoriado —y además ingrato—, que la Guerra de Independencia no solo se libró en tierra, sino que también se llevó a cabo en el agua.

Y suele olvidarse también que la guerra en el agua, en la que perdieron la vida numerosos colombianos que se enfrentaban a la poderosa marina española, la comandó este guajiro insigne a quien el propio Simón Bolívar llegaría a llamar “el Nelson colombiano”, obviamente haciendo un parangón elogioso entre nuestro marino y el célebre marino inglés.

 

 

Y suele olvidarse además que después del 7 de agosto de 1819, es decir, después de la Batalla de Boyacá, que este año estamos conmemorando de manera muy especial pues se cumplen los doscientos años de haberse llevado a cabo, la Guerra de Independencia tuvo que continuar, pues no todo el país quedó libertado con aquella memorable batalla.

 

 

Así, por ejemplo, la liberación de Cartagena solo se da en 1821 y la liberación de Maracaibo solamente acontece en 1823 .

 

 

El almirante Padilla —que también llegó a ser el general Padilla, lo cual significa que no solo fue oficial de las fuerzas de agua, sino que también lo fue de las de tierra— será además uno de los próceres de nuestra Independencia Nacional que fueron dignos representantes de la población mulata o afro-descendiente colombiana, población cuyo importante aporte a la Guerra de Independencia y a la construcción de esta nación ha sido ignorado, o cuando menos minimizado, desde siempre.

 

 

Desgraciadamente, para vergüenza de nuestra Patria e incomodidad de los historiadores, en la gélida, brumosa y triste mañana del jueves 2 de octubre de 1828 este gran patriota colombiano morirá fusilado en la hoy Plaza de Bolívar, de Bogotá —en aquel entonces Plaza de la República, de Santa Fe— luego de ser condenado a la pena capital por su supuesta participación en la conspiración del 25 del mes inmediatamente anterior contra el presidente de la Gran Colombia Simón Bolívar.

 

 

Su memoria, sin embargo, habrá de ser reivindicada, después de la disolución de la Gran Colombia (1830) por la Convención Granadina (1831) que habrá de aprobar la Constitución de la Nueva Granada (1832).

 

 

La historiografía moderna ha replanteado la visión oscura que del prócer se propagó a partir de su captura, de su encarcelamiento y de aquel veloz consejo de guerra al que fue sometido y, en cambio, ha concluido, a la luz de la revisión desapasionada del expediente, que en realidad José Prudencio Padilla era inocente, que no solo no participó en la conspiración, sino que incluso la ignoraba, y que nada tuvo que ver en los graves hechos ocurridos aquella nefasta noche. Lamentablemente, ya había para entonces prejuicios y antecedentes no solo políticos y militares, sino también personales que lo habían vuelto una figura malquerida por personas y sectores con poder, y los testimonios que claramente lo excluían de cualquier co-autoría o complicidad en la conjura fueron olímpicamente desechados.

 

 

El departamento donde nació José Prudencio se llama La Guajira, pero hay quienes sostienen que ha debido llamarse departamento de Padilla.

 

 

Con el paso inexorable del tiempo, la expansión territorial de Riohacha se fue acercando hacia el caserío de Camarones. Hoy en día, el lugar donde nació José Prudencio Padilla está prácticamente integrado a la ciudad de Riohacha.

 

También con el paso del tiempo, a este gran militar guajiro lo fueron relegando al olvido.

 

 

Santander en la Red lo exalta hoy, en el contexto de la celebración del Bicentenario de la Independencia, e invita al estudio desapasionado de lo que fue su vida, al reconocimiento de la valiosa contribución personal que aportó para posibilitar el nacimiento de esta nación y a que se desempolve su recuerdo y en la conciencia colectiva se reconozcan sin ambages sus excelsas calidades de patriota sobresaliente, de militar íntegro y de héroe nacional de Colombia, artífice también de las esperanzas y de los sueños que emergieron en nuestro suelo patrio en la tarde del 7 de agosto de 1819, hace ya doscientos años.

Mesa de las Tempestades, jueves 18 de julio de 2019.

¡Gracias por compartirla!
Esta entrada fue publicada en Sin categoría. Guarda el enlace permanente.

2 respuestas a EL ALMIRANTE PADILLA. Por Óscar Humberto Gómez Gómez, Miembro Correspondiente de la Academia de Historia de Santander.

  1. Luis Alfredo Acuña S. dijo:

    Exactamente me sucede lo que a Ingrid: el desconocimiento histórico de semejante personaje, que ha permanecido a la sombra, y al que no se le ha dado el merecido reconocimiento en la historia de la independencia de lo que hoy en día es Colombia. Lo único que medio lo da a conocer es la canción vallenata interpretada por Carlos Vives. Gracias Oscar Humberto. Tú sabes: me confieso un ignorante en estos temas tan apasionantes.

  2. Ingrid Correa dijo:

    Buenísimo encontrarme esta información sobre el Almirante Padilla, pues seguramente como muchos de los lectores de este blog, he escuchado mucho su nombre, pero no conocía su sorprendente historia. Saludos y gracias.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *