Hoy 20 de julio se conmemora el llamado Grito de Independencia.
Y es que el 20 de julio de 1810 sucedieron en la capital de nuestro país los acontecimientos que condujeron a la redacción y firma de la denominada Acta de Independencia.
Lo que casi todo el mundo ignora es que diez días antes de lo acaecido en Santa Fe, esto es, el 10 de julio de 1810, en el Socorro, la población que más tarde sería la capital del Estado Soberano de Santander y donde antes había estallado la Insurrección de los Comuneros, ya se había dado el Grito de Independencia, se había redactado el Acta de Independencia, se habían designado las primeras autoridades americanas en reemplazo de las españolas y se le había notificado —y por escrito— al virrey la decisión tomada.
Se ignora, además, que el detonante de aquel movimiento popular había sido la muerte de numerosos socorranos anónimos que la noche anterior habían sido acribillados por los proyectiles de las armas españolas. De esos santandereanos no se conocen, al menos que sepamos, ni siquiera los nombres.
Así las cosas, y por considerarlo un documento histórico de obvio interés, reproducimos textualmente algunos de los apartes del Acta de Independencia redactada y suscrita en territorio santandereano en 1810, anterior a la redactada y suscrita en Santafé, hoy Bogotá:
“(…) Los soldados insultaron entre el día a los vecinos que pasaban por la calle, amenazándolos con que les harían fuego; pero como se les contestaba con sumisión, no hubo rompimiento hasta la noche del 9, en que los soldados previnieron a un paisano que pasaba por calle que volviese atrás, y valiéndose de la estratagema de dar la voz de fuego, con que creyó el pueblo que la tropa iba a atacarle saliendo de los cuarteles, se avanzó hacia aquella calle para rechazar su agresión, y aprovechándose entonces de esta oportunidad, comenzaron desde los cuarteles las descargas, sin que los jueces pudiesen impedir un choque tan desigual por la situación, por las armas y por la disciplina. Costó mucho para reprimir el valor del pueblo, y poniendo en gran peligro la vida; pero el día 10 por la mañana, cuando vio manchadas las calles con la sangre inocente de diez hombres que murieron a balazos, entró en tal furor que, sin embargo de que el corregidor se hallaba sitiado en el convento de capuchinos donde se le recibió al amanecer, que no tenía agua ni esperanza de salvarse, trataba la multitud de tomar el convento por asalto, (…); la acción habría sido muy sangrienta, y para evitarlo se intimó por los alcaldes que los sitiados se rindiesen a discreción, lo que ejecutaron. Los comandantes (…) con el corregidor fueron conducidos (…) a la administración de aguardientes, donde se les ofreció que gozarían de seguridad personal. (…). La sencilla narración de estos hechos manifiesta claramente que el corregidor (…) no (…) debió usar de la fuerza militar. Tampoco debió mandar hacer fuego sobre gentes desarmadas que no podían ofenderle en el lugar superior donde se hallaba con su tropa; (…).
Restituido el pueblo del Socorro a los derechos sagrados e imprescriptibles del hombre (…), ha depositado provisionalmente el gobierno en el muy ilustre Cabildo, a que se han asociado seis individuos, que lo son el doctor don José Ignacio Plata, cura de Simacota, el doctor don Pedro Ignacio Fernández, don Miguel Tadeo Gómez, administrador de aguardientes, don Ignacio Carrizosa, don Javier Bonafot y don Acisclo Martín Moreno, para que le ayuden en el desempeño de la multitud de asuntos y negocios en que debe ocuparse para defender la patria de las medidas hostiles que tomará el señor virrey de Santafé contra nosotros, como lo hizo contra los habitantes de la ilustre ciudad de Quito.
Pero hallándonos unidos por estrechos vínculos de fraternidad con los ilustres cabildos de las muy nobles y leales ciudad de Vélez y villa de San Gil, y siendo comunes nuestros intereses por la respectiva situación geográfica, determinó en cabildo abierto que se comunique esta acta a dichos ilustres cabildos, convidándoles a que manden dos diputados para deliberar sobre el plan y modo de gobierno que debemos establecer, tomando desde ahora las medidas más activas contra la agresión que se espera de parte de la fuerza militar que tiene el virrey de Santafé, en cuya lucha el pueblo del Socorro saldrá gloriosamente mediante la justicia de su causa, el valor y unión de sus habitantes, que en veinticuatro horas derribaron la tiranía (…). Ya respiramos con libertad, habiéndose restituido la confianza pública (…). Y para manifestar a la faz del universo la justicia y legitimidad de nuestros procedimientos, se circulará esta acta a los demás cabildos del Reino. Con lo cual quedó concluida esta acta, que firmamos en la villa del Socorro, a 11 de julio de 1810.
José Lorenzo Plata – Juan Francisco Ardila – Marcelo José Ramírez y González – Ignacio Magno – Joaquín Vargas – Isidoro José Estévez – José Ignacio Plata – Pedro Ignacio Fernández – Miguel Tadeo Gómez – Ignacio Carrizosa – Acisclo José Martín Moreno – Francisco Javier Bonafot”.
(PROCLAMACIÓN DE LA INDEPENDENCIA DEL SOCORRO. 10 DE JULIO DE 1810. Reportaje de la Historia de Colombia. 158 documentos y relatos de testigos presenciales sobre hechos ocurridos en 5 siglos. Selección y presentación de textos: Jorge Orlando Melo. Asistente de investigación: Alonso Valencia Llano. Planeta Editorial. Bogotá. 1989, p.p. 306 – 307).
Al igual que diez días después sucederá en Santafé, en el acta del Socorro se sigue reconociendo a Fernando VII, el rey de España.
Y es que el movimiento independentista inicialmente apuntó hacia que estas tierras no siguieran siendo gobernadas por personajes provenientes de España, sino por los mismos americanos. Será más adelante que se producirá la ruptura radical con el propio rey y se predicará el nacimiento de nuevas naciones completamente desligadas del dominio político y militar español.
Mesa de las Tempestades, sábado 20 de julio de 2019.