En el año 1981, cuando hacía mi primera defensa ante el jurado y gracias a una equivocación en la que incurrí, supe que el prestigioso investigador colombiano Ramsés Hakim era odontólogo.
Yo leía en ese momento una síntesis que había elaborado de diversos estudios científicos publicados en revistas especializadas acerca del tema de la drogadicción —el reo al que defendía era un joven que desde los 7 años de edad fumaba marihuana— y cité al “reputado médico colombiano doctor Ramsés Hakim, experto en el tema de la farmacología y concretamente de los estupefacientes”, pero cuando iniciaba la lectura de su trabajo, uno de los jurados, el doctor Josué Ardila García —odontólogo al igual que su hermano gemelo, el doctor Efraim Ardila García, decano que habría de ser de la Facultad de Odontología de la Universidad Santo Tomás Seccional Bucaramanga— me interrumpió:
—Excúseme, Su Señoría, una interpelación.
—Por supuesto, Su Señoría—, le dije mientras me dirigía hacia mi estrado y descargaba los documentos que estaba leyendo.
—Es solamente para hacerle con el mayor respeto a Su Señoría una pequeña corrección relacionada con el doctor Ramsés Hakim. Es que Su Señoría lo ha presentado como médico experto en farmacología y en todos estos temas relacionados con la marihuana y demás estupefacientes. No, Señoría: el doctor Ramsés Hakim, y me interesa hacer la precisión por tener yo el honor de ser su colega, no es médico, sino odontólogo.
Y reparando en mi cara de sorpresa, continuó:
—A todo el mundo le sorprende saberlo, claro está, porque es, efectivamente, una autoridad científica, no solo nacional, sino mundial en esa materia, y todos creen que es médico.
—Muchas gracias, Su Señoría, por la información y la valiosa enseñanza que ella entraña —le dije—. En efecto, él aparece como una autoridad en materia de drogadicción al lado de eminentes facultativos norteamericanos, miembros de la Asociación Médica Americana (AMA), para no citar sino a algunos.
—Con mucho gusto, Su Señoría —me dijo—. Y créame que ha sido para mí muy satisfactorio escuchar su nombre en esta audiencia. Continúe, por favor.
—Gracias, Su Señoría.
El jurado lo integraban, además, el ingeniero Roberto Jaimes Durán, ex Rector de la Universidad Industrial de Santander (UIS) y el contador público José Joaquín Gutiérrez. Presidía la Sala el Juez Tercero Superior del Distrito Judicial de Bucaramanga doctor Rafael García Ordóñez, a quien había conocido como columnista del Diario del Oriente en 1972, cuando yo laboraba en ese periódico, ubicado en la calle 37 entre carreras 13 y 14. Actuaba también como defensor el doctor Luis Eduardo Delgado Martínez, quien había sido Juez Superior de Aduanas. Fungía como fiscal (acusador público) el doctor Norberto Parra Anaya. Eran apoderados de la parte civil (acusadores privados, pues en aquella audiencia se juzgaba a dos reos por la muerte de dos personas) el doctor Alfonso Gómez Castaño y el doctor Jorge Chacón Capriotti, más que prominente abogado penalista, caballero a carta cabal. Por cierto, ocupaba el doctor Chacón Capriotti el cargo de Secretario del ilustre Colegio de Abogados de Santander y al finalizar la audiencia, más o menos hacia la una de la madrugada, se me acercó para felicitarme por mi intervención forense, me entregó su tarjeta personal y me dijo:
—Lléveme fotocopia de su diploma y de su acta de grado, doctor, para recibirlo en el Colegio.
—Será un honor, doctor; muchas gracias —le respondí.
El doctor Ramsés Hakim, nacido en el departamento del Tolima en el año de 1932, ha fallecido esta semana y su funeral se llevó a cabo hoy en Bogotá.
Murió el 5. El 3 se había celebrado el Día del Odontólogo, fecha establecida en rememoración del 3 de octubre de 1917 cuando se formó la Federación Odontológica Latinoamericana.
En honor a Santa Apolonia, patrona de quienes estudiaron la profesión liberal que el doctor Hakim honró a lo largo de su meritoria vida, se celebra el 9 de febrero su fiesta.
Mesa de las Tempestades, domingo 6 de octubre de 2019
Gracias, Óscar Humberto, por tus vivencias y recuerdos, descritos de manera impecable. Del Doctor Hakim, que nació en el Tolima, ¿sus padres son colombianos? Gracias, Dr. Óscar.
Con gusto le respondo a mi apreciada amiga, la bacterióloga Lina P. de Villamizar, su pregunta:
No, Lina, los padres del doctor Ramsés Hakim no eran colombianos.
Para contextualizar el tema, lo que sucedió fue lo siguiente:
Procedentes de Líbano, llegaron a Brasil dos hermanos médicos: Salomón Hakim y Farid Hakim.
Salomón Hakim tuvo como hijo a Teófilo Hakim.
Teófilo Hakim llegó a Colombia en 1926.
Por otra parte, en los años 40 llegaron a Neiva los comerciantes libaneses Antonio Murad y Rosa de Murad, quienes montaron en Neiva un almacén de mercancías nacionales e importadas muy famoso llamado Murad Hermanos.
Antonio Murad y Rosa de Murad tuvieron una hija: Nelly Murad.
Pues bien: Teófilo Hakim conoció a Nelly Murad y se casaron.
Y fue del matrimonio de Teófilo Hakim con Nelly Murad que nació Ramsés Hakim, cuyo segundo apellido es, obviamente, Murad. O sea que su nombre completo es Ramsés Hakim Murad.
Aprovecho para hacerle una rectificación a la crónica publicada hace 25 años por la revista Semana y titulada “En busca del paraíso”, subtitulada “Hace cien años, huyendo de persecuciones religiosas y políticas, comenzó la más grande inmigración de libaneses a Colombia” (10/17/1994). En dicha crónica dice que el doctor Ramsés Hakim fue el inventor de la válvula para la hidrocefalia. No, el inventor de la célebre válvula fue el doctor Salomón Hakim Dow, eminente médico neurólogo y neurocirujano nacido en Barranquilla, también descendiente de inmigrantes libaneses.
Un abrazo. Y gracias por escribirnos.
La vida se compone de momentos, algunos de ellos son de sorpresas, gratas e ingratas.
Por eso, hay un dicho: “De donde menos se piensa, salta la liebre”.