Hoy, lunes 17 de febrero, se conmemora que hace cuatrocientos veinte años, el 17 de febrero de 1600, en el lugar conocido como “Campo dei fiori”, en la ciudad de Roma, y procediendo de conformidad con la sentencia condenatoria dictada en su contra por el Santo Oficio —la tenebrosa institución de la Iglesia Católica creada para perseguir la herejía, pero que terminó persiguiendo la ciencia—, las autoridades romanas quemaron vivo en la hoguera al gran filósofo, poeta y escritor del Renacimiento Giordano Bruno.
Aquí, en Bucaramanga, el océano Atlántico de por medio, se mantiene vigente el recuerdo del ilustre mártir del Renacimiento con el pequeño parque Giordano Bruno, fundado por iniciativa privada. Parque que, entre otras cosas, también existe en Bogotá, la capital de la República. Ambos parques —el de Bucaramanga y el de Bogotá— fueron obra y su mantenimiento está a cargo de la Fundación Nueva Acrópolis.
Para quienes aún no lo han visto —seguramente han pasado y no se han dado cuenta de su existencia por lo pequeño que es—, el parque Giordano Bruno en Bucaramanga está ubicado al frente de la Serviteca La Rosita, es decir, ahí donde confluyen la avenida La Rosita con la diagonal González Valencia.
Giordano Bruno, cuyo nombre de pila era Filippo —y por eso yo lo llamo Giordano Filippo Bruno en el libro que escribí y publiqué sobre él hace ya diez años—, nació en un pequeño pueblecito llamado Nola, ubicado muy cerca del volcán Vesubio, al sur de Italia. El pensador era, pues, nolano.
Infortunadamente el filósofo —que había ya dictado cátedras en prestigiosas universidades europeas y publicado varias obras antes de su infortunado regreso al actual territorio italiano— fue denunciado ante la Inquisición por un noble que lo había hospedado en su casa y quería aprovecharse de él para que le revelara los supuestos secretos de la magia y de su extraordinaria memoria. Apresado en la propia casa de su traicionero anfitrión por los guardias del Santo Oficio, fue recluido en la prisión y se dio inicio a la investigación en su contra. El proceso, y por consiguiente su encarcelamiento en condiciones infrahumanas, duró la bicoca de ocho años. Finalmente, el prisionero fue condenado a morir en la hoguera como hereje.
La filosofía de Giordano Bruno era panteísta. El panteísmo ve la presencia de Dios en todas las cosas del universo, al punto de que mientras unos sostienen que Dios es el Universo, otros aseveran que el Universo es Dios. Igualmente, el Nolano defendía desde el punto de vista filosófico, la validez de la teoría heliocéntrica de Nicolás Copérnico según la cual no era que el sol girara alrededor de la tierra, como se había enseñado durante siglos —con apoyo en la teoría de Claudio Ptolomeo de Hepáseo y en el pasaje bíblico de Josué, que hace detener el sol con su espada en Jericó—, sino que era la tierra la que giraba alrededor del sol. La tierra, pues, según Bruno, no permanecía quieta, como se aseguraba, sino que se movía. Así mismo, sostenía que el universo era infinito y que existía una multiplicidad de mundos. También pregonaba el Nolano la transmigración de las almas, esto es, que nadie moría jamás de manera definitiva, sino que su espíritu reencarnaba en otros seres. Bruno escribió también acerca de la magia, la cual encontraba como la explicación de diversos fenómenos naturales y de algunos pasajes bíblicos como el de Moisés haciendo brotar agua de una roca.
Nos unimos a la conmemoración de la muerte de Giordano Bruno con esta sencilla nota, la misma que queremos cerrar con los versos finales de uno de sus sonetos.
“Cieco error, tempo avaro, ria fortuna,
Sord’indivia, vil rabbia, iniquo zelo,
Crudo cor, empío ingegno, strano ardire
Non bastaranno a farmi l’aria bruna,
Non mi porrann ‘avanti gli occhi il velo,
Non faran mai che il mío bel sol non mire”.
En español:
“Ciego error, tiempo avaro, suerte adversa,
Sórdida envidia, vil rabia, celo inicuo,
Alma dura, espíritu perverso, ajena audacia,
No serán bastantes para oscurecerme el aire,
No me pondrán el velo ante los ojos,
No han de lograr nunca que no contemple mi hermoso sol”.
Interesante. Aquí en Bucaramanga el parque está en total abandono y la gente lo desconoce todo sobre el monumento.
Gracias, respetado amigo, por recordarnos la necesidad de buscar la verdad con la razón y combatir la tiranía de la ignorancia administrada por los mediocres en la dolorosa historia social del mundo, con la educación y el estudio de nosotros mismos.
Gran pensador; afirmaba que Dios es infinito y por qué tratábamos de atribuirle limitaciones humanas; y no cedió en sus posiciones hasta la muerte.
Gracias Oscar Humberto porque a través de este reconocimiento nos ilustras sobre los grandes hombres y la estupidez y ceguera de quienes creen tener y poseer la verdad absoluta. Increíble episodio de un ser como Giordano Bruno, a quien yo desconocía. Un hombre culto y sobresaliente en su época, e inquieto por conocer y divulgar la verdad. Qué pasaje histórico denigrante para la Iglesia católica, que da a entender que tenía una fuerza armada que caminaba paralelamente con ella y que arrogante y soberbia impartía “justicia” a su acomodo. Matar en nombre de Dios, qué errónea interpretación de unos hombres, no papas ni sacerdotes, que los consideramos como gentes espiritualmente diferentes, y que actúan subjetivamente como cualquier ser humano. Esos son crímenes de lesa humanidad. No han cambiado, siguen pecando, pero de otras maneras. Ahora puedo entender más ampliamente la crueldad de lo que fue la Inquisición y toca mucho a quienes somos católicos sobre la fe en las instituciones y sus gobernantes. Y los escándalos en la iglesia católica no cesan, en la actualidad son innumerables… Solo nos queda, a quienes somos católicos, analizar muy bien sus sugerencias, creer en Dios, estableciendo una relación directa con él. Saludos. Luis Alfredo