Estaba el patio vestido de festones,
Estaba el aire surcado por banderas,
Eran las gentes sencillas y sinceras,
Bailaba el mundo con cumbias y mil sones.
Servían aún las chichas y los rones,
Gritaban vivas, danzaban las polleras,
Se oían palmas y voces bullangueras,
Y se bebían aún los sabajones.
Interpretaba la cumbia las pasiones,
Cuando sonaba elevaba corazones,
Como el mío, ajeno aún a cualquier pena.
Era la patria celebrando la verbena,
Cuando nadie se sentía en tierra ajena
Y mi casa era un batir de pabellones.
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