Unas palabras finales a propósito de la novela “Tierra de cigarras”. Por Óscar Humberto Gómez Gómez

ÓSCAR HUMBERTO GÓMEZ GÓMEZ [Fotografía: Fernando Rueda Villamizar].

 

Amigas y amigos de “La piedra filosofal”:

Con la muerte del personaje femenino Julieta Álvarez, y para no fatigarlos más, hemos dado por terminada la publicación en este blog de algunos capítulos de la novela “Tierra de cigarras”, que su autor, como lo precisamos previamente, escribió con miras a que la leyera exclusivamente su esposa, pero que fue editada, aun cuando de todas maneras solo para su familia y amigos cercanos, en el año 2000, el mismo año en que fue escrita.

Se publicaron en total, a manera de muestra, catorce capítulos: XVIII, XIX, XX, XXIII, XXIV, XXX, XXXI, XXXIV, XXXVI, XXXIX, XL, XLI, XLIV y XLV. (Para quienes no los hayan leído, o se hayan perdido alguno, en la sección “Novela” de este portal los encuentran).

La idea era hacer tan solo una aproximación, inevitablemente arbitraria, a lo que no pretendía ser sino una manifestación de aprecio hacia las personas que nos venían exteriorizando su deseo de conocer cómo era “más o menos” la novela y “de qué” trataba, ante la imposibilidad de satisfacer nosotros su amable pedido de que les indicáramos dónde podían conseguir un ejemplar.

En realidad, como pudieron ver quienes se dignaron perder su tiempo leyéndonos, se trata apenas de un relato sencillo sobre los aconteceres de una ciudad que en algún momento existió y que —y esto es un “avance” que puede ahuyentar a los potenciales lectores futuros y, con mayor razón, a los compradores del libro, si es que acabamos por publicarlo de nuevo— en la novela finalmente desaparece.

Ciertamente, aquella “tierra de cigarras” que inspiró la “obra” ya no existe. Y denunciar su desaparición es, quizás, la idea central del libro.

La novela no es, entonces, como pudo tal vez creerse en un principio (aunque el solo hecho de que no hubiésemos comenzado por el capítulo I, sino por el XVIII advertía, de por sí, que para ese momento ya habían ocurrido muchas cosas con anterioridad), el relato de la vida de alguien en particular. De hecho, Julieta Álvarez, quien aparece en el primer capítulo publicado aquí, el XVIII, muere en el capítulo XLV, último publicado, pero la novela está bien lejos de terminar, pues faltan numerosos capítulos más.

En los capítulos que dimos a conocer aparecen, como los lectores lo advirtieron, un niño y una niña rubia de quienes no se da nombre alguno; el lector perspicaz ya habrá adivinado que alrededor suyo continúa la novela. Eso no significa, sin embargo, que sean ellos los protagonistas, así como tampoco lo es el personaje femenino que en el capítulo XLV desaparece.

Y es que, como su nombre lo indica, la verdadera protagonista de la “obra” es aquella tierra que comienza su decurso al principio del libro y termina por desaparecer, víctima de sus propios naturales indolentes.

Desde luego, detrás de este libro, desde su génesis misma, hay motivaciones subyacentes y el lector no tiene que hacer esfuerzo alguno para adivinarlas.

Empero, y como suele hacerse siempre, para tratar de disipar dudas, nosotros también advertimos que todo cuanto se lee en “Tierra de cigarras” es ficticio y que cualquier parecido con la realidad no es más que una feliz o infortunada coincidencia.

 

LA PIEDRA FILOSOFAL

Área Metropolitana de Bucaramanga, miércoles 5 de mayo de 2021

 

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