Bucaramanga en los años 60 // “LA BAMBA”(Memorias). Por Óscar Humberto Gómez Gómez

 

Aunque para mí nunca hubo ni habrá una interpretación de “LA BAMBA” mejor que la de mi compañero Castañeda (el alumno de cuarto año de primaria lanzado al estrellato artístico durante el acto cultural con el cual se celebró el Día de la Madre en 1966 en la mejor escuela del mundo, la Concentración Escolar de Varones José Camacho Carreño), hubo, claro está, otras versiones de la famosa canción de Ritchie Valens.

Unas versiones no tan lucidas (eso hay que dejarlo muy claro) como la de mi compañero Castañeda.

 

Castañeda era un muchacho alto, flaco y moreno al que le faltaban los incisivos y quizás debido a ello, o a que arrugaba la cara al hacerlo, o a la combinación de ambas cosas, o a mi deficiente vista, cuando cantaba que “Yo no soy marinero, soy capitán, soy capitán” poniéndose la mano derecha como visera, yo no atinaba a definir si estaba sonriendo o llorando.

 

Para aquella inolvidable velada, Castañeda se vistió con un traje de marino pobre y mientras avanzaba en la conocida letra de la reconocida canción, iba bailando lo mejor que podía, poniéndose al frente de su solitario acompañante instrumental y coral, por cierto otro alumno de la misma escuela, pero de otro curso, un niño (no precisamente gordo) que, sentado en un pequeño taburete viejo, golpeaba su vetusto tambor con los dedos y, en los momentos en que le correspondía hacerlo, entraba a reforzar la voz llorosa del cantante exclamando eso de “Baaamba bamba…, baaamba bamba…, baaamba bamba…, baaa… aaa…aaa…aaa… aaaaaa”, hasta que, en el momento culminante de su actuación como actor secundario, remató el coro con un grito estentóreo y prolongado, como si acabara de ver al Diablo haciendo su ingreso triunfal a la Camacho Carreño.

 

 

Sí: no hubo, ni habrá para mí una mejor interpretación de “LA BAMBA” que la de mi compañero Castañeda, pero las demás fueron, me toca reconocerlo, versiones también meritorias, claro que sí, no faltaba más.

Con una ventaja adicional: la de que mientras la interpretación de mi compañero Castañeda solamente la pudo grabar él en la memoria de sus compañeros de clase (como yo, en aquel entonces un niño de diez años de edad que lo aplaudió, al comienzo, en la mitad y al final de su presentación, con un ímpetu mayor que aquel con el cual aplaudían a “LOS BEATLES” sus seguidores en esos multitudinarios conciertos que las pantallas de los televisores mostraban en blanco y negro), los otros intérpretes pudieron dejar su registro sonoro por siempre a través de los surcos inmortales del acetato discográfico.

Como lo hizo, pongamos por caso, la banda colombiana de rock de los años 60 “LOS SPEAKERS”.

 

 

Para el año 1965 esta banda la conformaban Rodrigo García, Humberto Monroy, Oswaldo Hernández, Luis Dueñas y Fernando Latorre.

Por cierto, de Luis Dueñas, cuyo segundo apellido era Gallo, yo vendría a saber mucho tiempo después que era hijo del también músico (pero no de música rock, sino de música andina colombiana) Luis Dueñas Perilla, compositor de la memorable danza “NEGRITA”, que inmortalizaron “GARZÓN Y COLLAZOS”.

 

Ese año, en plena mitad de la turbulenta década de los años 60, “LOS SPEAKERS” lanzaron al mercado discográfico nacional, bajo el Sello Vergara, un acetato de larga duración que contenía su versión de “LA BAMBA”.

Dicho sea de paso, en su grabación “LOS SPEAKERS” dicen “No soy marinero, por ti seré, por ti seré” y no “Yo no soy marinero, soy capitán, soy capitán”, como al año siguiente habría de repetir mi compañero Castañeda con su sonrisa triste.

 

 

Les insisto: ni esta versión de “LOS SPEAKERS”, ni la de, pongamos por caso, la banda “LOS LOBOS”, pero ni siquiera la del propio compositor de la célebre canción, el talentoso y malogrado artista norteamericano Ritchie Valens (muerto cuando apenas contaba con escasos diecisiete años de edad por querer llevarle la contraria a la naturaleza y desoír los sabios consejos de la prudencia), pudieron igualar, y ni acercársele siquiera, mucho menos en mi corazón, a la de mi aclamado e incomparable compañero Castañeda.

 

En todo caso, aquí están, amigas y amigos, “LOS SPEAKERS”.

Esto es del año 1965 y se llama… ¡¡¡ “LA BAMBA” !!!

¡¡¡ Suéltamela, YouTube, y que se oiga esa música !!!

 

 

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