La leyenda del Judío Errante y su peregrinaje de casi dos mil años en la tierra. CAPÍTULO PRIMERO. Por Óscar Humberto Gómez Gómez

 

Cuenta una leyenda medieval, nacida en el siglo XIII y que cobró un especial auge en el XVI, renació con fuerza en el XIX y llegó intacta hasta nuestra niñez, que cuando Jesús, condenado a la pena de la crucifixión, avanzaba penosamente hacia el Calvario con el agobiador peso del madero a cuestas, presa del cansancio, de los dolores y de la sed le pidió a un carpintero judío de nombre Ahasverus, cuyo taller se hallaba ubicado sobre la vía por donde iba pasando el triste cortejo de prisioneros y guardias romanos con rumbo al Gólgota, que le diera agua, pero éste, en tono arrogante, se la negó y, más bien, lo conminó a que continuara andando más de prisa. Entonces, según la leyenda, Jesús lo miró fijamente a los ojos y lo condenó a que a partir de ese día habría de comenzar a vagar por la tierra hasta su regreso.

Así comenzó, en el imaginario popular, el peregrinar eterno del Judío Errante.

 

 

(CONTINUARÁ)

 

 

ILUSTRACIÓN: El Judío Errante. 1857. Gustavo Doré.

 

 

ÓSCAR HUMBERTO GÓMEZ GÓMEZ. Miembro de Número de la Academia de Historia de Santander. Miembro de la Sociedad de Autores y Compositores de Colombia. Miembro del Colegio Nacional de Periodistas. Miembro del ilustre y desaparecido Colegio de Abogados de Santander.

 

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