Desde mucho antes de que Jesús naciera, los judíos esperaban la llegada del Mesías (“el Ungido”) y una de las condiciones que reuniría quien habría de ser ese Mesías era la de ser descendiente del rey David.
María era, igual que José, descendiente de David, solo que entre los judíos era el varón, no la mujer, quien aportaba el eslabón de la cadena genealógica.
El brillante filósofo y teólogo Tomás de Aquino dejó explicado el punto en los siguientes términos:
“Era oportuno que la madre de Cristo se uniera en matrimonio tanto por las razones que se dan en el texto, como por otras razones: (…)
La segunda, para que por José se trenzara la genealogía de María: pues no era costumbre entre los judíos establecer la genealogía a partir de la mujer. (…)”. (AQUINO, Tomás de. Comentario al Cuarto Libro de las Sentencias de Pedro Lombardo, pág 8. Distinción 30. Cuestión 2. Solución a la Subcuestión 2. Negrilla fuera de texto).
“Pero, por parte de su padre, ella era del linaje de David“. (AQUINO, ob. cit. pág. 10. Solución a la Subcuestión 3. Numeral 4. Negrilla fuera de texto).
“Como escribe Jerónimo, In Matth.8, sin ser José padre del Señor Salvador, el orden genealógico se prolonga hasta José: Primero, porque las Escrituras no acostumbran a fijar las genealogías a través de las mujeres. Segundo, porque María y José eran de la misma tribu, por lo que la ley le obligaba a tomarla por ser su semejante. Y, como dice Agustín en el libro De nuptiis et concupiscentia, fue preciso que la serie de las generaciones se prolongase hasta José, para que en aquel matrimonio no se hiciese afrenta al sexo masculino, ciertamente el principal. Con esto no se sustraía nada a la verdad, puesto que lo mismo José que María eran del linaje de David“. (AQUINO. Suma teológica, pág. 18. III Parte. Cuestiones 28 – 29. Cuestión 28. Artículo 1. Respuesta a las objeciones. Numeral 4. Negrita fuera de texto).
Conforme lo explica recientemente el Dr. Luis Alberto Navarrete Obando, abogado, teólogo, historiador, poeta, ensayista y profesor universitario peruano, quien escribió una excelente monografía acerca de la diferencia entre la genealogía de Jesús contenida en el Evangelio de Mateo y la contenida en el Evangelio de Lucas, “Casi todas las diferencias existentes entre las genealogías de Jesús que registraron Lucas y Mateo pueden resolverse con facilidad si se tiene presente que Lucas trazó la línea por medio de otro hijo de David, Natán, en vez de por medio de Salomón, como hizo Mateo. (Lucas 3:31; Mateo 1:6,7). Lucas sigue la ascendencia de María, y así prueba que Jesús era descendiente natural de David, mientras que Mateo muestra que Jesús tenía derecho legal al trono de David al ser descendiente de Salomón por la línea de José, quien era legalmente el padre de Jesús“.
(…)
“Puesto que Jesús no era el hijo natural de José, sino el Hijo de Dios, la genealogía de Jesús registrada por Lucas tenía que probar que por nacimiento humano Jesús era en realidad hijo de David mediante su madre María“. (NAVARRETE OBANDO, Luis Alberto. ¿Pertenece Jesús al linaje de David?, Parte 2. Negrilla fuera de texto).
El autor coteja las genealogías de ambos evangelistas y prosigue:
“Este estudio detallado del texto nos lleva así a admitir: 1) Que el registro genealógico que traza Lucas es el de Elí, el abuelo de Jesús. 2) Que, siendo la afiliación de Jesús por vía de Helí manifiestamente opuesta a su afiliación por la línea de José, el documento que ha procurado que llegue hasta nosotros no pretende ser otra cosa -desde su punto de vista- que una genealogía de Jesús basada en el linaje de María. ¿Por qué, entonces, no menciona Lucas a María y pasa inmediatamente de Jesús a su abuelo? El pensamiento antiguo no consideraba que la madre fuera un eslabón de una cadena genealógica. [Para los griegos, un hombre era hijo de su padre, no de su madre, y los judíos tenían el adagio: “Genus matris non vocatur genus”, al descendiente de una madre no se le llama (su) descendiente]”. (NAVARRETE OBANDO, loc. cit. Negrita fuera de texto).
Vamos, ahora sí, a las referencias que respecto de José hacen los evangelios de Mateo y de Lucas.
Procedamos, pues, a las respectivas transcripciones textuales.
En el Evangelio de Mateo se lee en cuanto a José lo siguiente:
“CAPITULO I
Nacimiento de Jesucristo
18 El nacimiento de Cristo fue de esta manera: Estando desposada su madre María con José, sin que antes hubiesen estado juntos, se halló que había concebido en su seno por obra del Espíritu Santo.
19 Mas José, su esposo, siendo como era justo, y no queriendo infamarla deliberó dejarla secretamente.
20 Estando él en este pensamiento, he aquí que un ángel del Señor le apareció en sueños diciendo: José, hijo de David, no tengas recelo en recibir a María tu esposa en tu casa, porque lo que se ha engendrado en su vientre es obra del Espíritu Santo.
21 Así que tendrá un hijo a quien pondrás por nombre Jesús; pues él es el que ha de salvar a su pueblo, o librarle, de sus pecados.
22 Todo lo cual se hizo en cumplimiento de lo que pronunció el Señor por el profeta, que dice:
23 Sabed que una virgen concebirá y tendrá un hijo, a quien pondrán por nombre Emmanuel, que traducido significa Dios con nosotros.
24 Con esto José, al despertarse, hizo lo que le mandó el ángel del Señor, y recibió a su esposa.
25 Y sin haberla conocido o tocado, dio a luz su hijo primogénito, y le puso el nombre de Jesús”.
“CAPITULO II
1 Habiendo, pues, nacido Jesús en Belén de Judá, reinando Herodes, he aquí que unos magos vinieron del oriente a Jerusalén ,
2 preguntando: ¿Dónde está el nacido rey de los judíos? Porque nosotros vimos en oriente su estrella, y hemos venido con el fin de adorarle.
3 Oyendo esto el rey Herodes , se turbó, y con él toda Jerusalén .
4 Y convocando a todos los príncipes de los sacerdotes y a los escribas del pueblo, les preguntaba en dónde había de nacer el Cristo, o Mesías.
5 A lo cual ellos respondieron: En Belén de Judá; que así está escrito en el profeta:
6 Y tú, Belén tierra de Judá, no eres ciertamente la menor entre las principales ciudades de Judá, porque de ti es de donde ha de salir el caudillo que rija mi pueblo de Israel.
7 Entonces Herodes, llamando en secreto, o a solas, a los magos, averiguó cuidadosamente de ellos el tiempo en que la estrella les apareció.
8 Y encaminándoles a Belén, les dijo: Id e informaos puntualmente de lo que hay de ese niño, y habiéndole hallado, dadme aviso, para ir yo también a adorarle.
9 Luego que oyeron esto al rey, partieron. Y he aquí que la estrella que habían visto en oriente iba delante de ellos, hasta cuando, llegando sobre el sitio en que estaba el niño, se paró.
10 A la vista de la estrella se regocijaron por extremo;
11 y entrando en la casa hallaron al niño con María, su madre, y postrándose le adoraron; y abiertos sus cofres le ofrecieron presentes de oro, incienso y mirra.
12 Y habiendo recibido en sueños un aviso del cielo para que no volviesen a Herodes, regresaron a su país por otro camino.
13 Después que ellos partieron, un ángel del Señor apareció en sueños a José, diciéndole: Levántate, toma al niño y a su madre, y huye a Egipto, y estate allí hasta cuando yo te avise; porque Herodes buscará al niño para matarlo.
14 Levantándose José, tomó al niño y a su madre de noche y se retiró a Egipto,
15 donde se mantuvo hasta la muerte de Herodes; de suerte que se cumplió lo que dijo el Señor por boca del profeta: Yo llamé de Egipto a mi hijo.
16 Entretanto Herodes, viéndose burlado de los magos, se irritó sobremanera, y mandó matar a todos los niños que había en Belén y en toda su comarca, de dos años abajo, conforme al tiempo de la aparición de la estrella, que había averiguado de los magos.
17 Se vio cumplido entonces lo que predijo el profeta Jeremías, diciendo:
18 Hasta en Ramá se oyeron las voces, muchos lloros y alaridos: Es Raquel que llora sus hijos, sin querer consolarse porque ya no existen.
19 Después de la muerte de Herodes, un ángel del Señor apareció en sueños a José en Egipto,
20 diciéndole: Levántate y toma al niño y a su madre, y vete a la tierra de Israel, porque ya han muerto los que atentaban contra la vida del niño.
21 José levantándose, tomó al niño y a su madre y vino a tierra de Israel,
22 mas oyendo que Arquelao reinaba en Judea, en lugar de su padre Herodes, temió ir allá y avisado entre sueños se retiró a tierra de Galilea.
23 Y vino a morar en una ciudad llamada Nazaret; cumpliéndose de este modo el dicho de los profetas: Será llamado Nazareno.
CAPITULO III
Predicación de Juan el Bautista
1 En aquella temporada se dejó ver Juan Bautista predicando en el desierto de Judea, (…)
El bautismo de Jesús
13 Por este tiempo vino Jesús de Galilea al Jordán en busca de Juan para ser de él bautizado”.
“. (Sagrada Biblia. Félix Torres Amat. Traducción de la Vulgata al castellano. Edición de 1825. Negrilla fuera de texto).
Por su parte, en el evangelio de Lucas se lee respecto de José lo que copio a continuación:
“CAPITULO I
Anuncio del nacimiento de Jesús
(…)
26 Estando ya Isabel en su sexto mes, envió Dios al ángel Gabriel a Nazaret, ciudad de Galilea,
27 a una virgen desposada con cierto varón de la casa de David, llamado José; y el nombre de la virgen era María.
28 Y habiendo entrado el ángel a donde ella estaba, le dijo: Dios te salve, ¡oh llena de gracia!, el Señor es contigo; bendita tú eres entre todas las mujeres.
29 Al oír tales palabras la Virgen se turbó, y se puso a considerar qué significaría tal saludo.
30 Mas el ángel le dijo: ¡Oh María!, no temas, porque has hallado gracia en los ojos de Dios.
31 Sábete que has de concebir en tu seno, y tendrás un hijo, a quien pondrás por nombre Jesús.
32 Este será grande, y será llamado Hijo del Altísimo, al cual el Señor Dios dará el trono de su padre David, y reinará en la casa de Jacob eternamente,
33 y su reino no tendrá fin.
34 Pero María dijo al ángel: ¿Cómo será eso, pues yo no conozco varón alguno?
35 El ángel en respuesta le dijo: El Espíritu Santo descenderá sobre ti, y la virtud del Altísimo te cubrirá con su sombra, por esta causa el fruto santo que de ti nacerá será llamado Hijo de Dios.
36 Y ahí tienes a tu parienta Isabel, que en su vejez ha concebido también un hijo; y la que se llamaba estéril, hoy cuenta ya el sexto mes;
37 porque para Dios nada es imposible.
38 Entonces dijo María: He aquí la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra. Y en seguida el ángel desapareciendo se retiró de su presencia”.
(…)
CAPITULO II
Nacimiento de Jesús
1 Por aquellos días se promulgó un edicto de César Augusto, mandando empadronar a todo el mundo.
2 Este fue el primer empadronamiento hecho por Cirino, gobernador de la Siria.
3 Y todos iban a empadronarse, cada cual a la ciudad de su estirpe.
4 José, pues, como era de la casa y familia de David, vino desde Nazaret, ciudad de Galilea, a la ciudad de David llamada Betlehem o Belén, en Judea,
5 para empadronarse con María su esposa, la cual estaba encinta.
6 Y sucedió que hallándose allí, le llegó la hora del parto.
7 Y tuvo a su hijo primogénito, y lo envolvió en pañales, y lo recostó en un pesebre, porque no hubo lugar para ellos en el mesón.
Los ángeles y los pastores
8 Estaban velando en aquellos contornos unos pastores, y haciendo centinela de noche sobre su grey,
9 cuando de improviso un ángel del Señor apareció junto a ellos, y los cercó con su resplandor una luz divina, lo cual los llenó de sumo temor.
10 Les dijo entonces el ángel: No tenéis que temer; pues vengo a daros una nueva de grandísimo gozo para todo el pueblo,
11 y es, que hoy os ha nacido en la ciudad de David el Salvador , que es el Cristo , o Mesías, el Señor nuestro.
12 Y sírvaos de seña que hallaréis al niño envuelto en pañales, y reclinado en un pesebre.
13 Al punto mismo se dejó ver con el ángel un ejército numeroso de la milicia celestial, alabando a Dios, y diciendo:
14 Gloria a Dios en lo más alto de los cielos, y paz en la tierra a los hombres de buena voluntad.
15 Luego que los ángeles se apartaron de ellos y volaron al cielo, los pastores se decían unos a otros: Vamos hasta Betlehem o Belén, y veamos este suceso prodigioso que acaba de suceder, y que el Señor nos ha manifestado.
16 Vinieron, pues, a toda prisa, y hallaron a María y a José y al niño reclinado en el pesebre.
17 Y viéndole, se certificaron de cuanto se les había dicho de este niño.
18 Y todos los que supieron el suceso, se maravillaron, igualmente, de lo que los pastores les habían contado.
19 María conservaba todas estas cosas dentro de sí, ponderándolas en su corazón.
20 En fin, los pastores se volvieron, no cesando de alabar y glorificar a Dios por todas las cosas que habían oído y visto, según se les había anunciado por el ángel.
Presentación de Jesús en el templo
21 Llegado el día octavo en que debía ser circuncidado el niño, le fue puesto por nombre Jesús , nombre que le puso el ángel antes que fuese concebido.
22 Cumplido asimismo el tiempo de la purificación de la madre, según la ley de Moisés, llevaron al niño a Jerusalén , para presentarle al Señor,
23 como está escrito en la ley del Señor: Todo varón que nazca el primero, será consagrado al Señor;
24 y para presentar la ofrenda de un par de tórtolas, o dos palominos, como está ordenado en la ley del Señor.
25 Había a la sazón en Jerusalén un hombre justo y temeroso de Dios, llamado Simeón, el cual esperaba de día en día la consolación de Israel o la venida del Mesías, y el Espíritu Santo moraba en él.
26 El mismo Espíritu Santo le había revelado, que no había de morir antes de ver al Cristo o Ungido del Señor.
27 Así vino inspirado de él al templo. Y al entrar con el niño Jesús sus padres para practicar con él lo prescrito por la ley,
28 tomándole Simeón en sus brazos, bendijo a Dios, diciendo:
29 Ahora, Señor, ahora sí que sacas en paz de este mundo a tu siervo, según tu promesa.
30 Porque ya mis ojos han visto al Salvador que nos has dado,
31 al cual tienes destinado para que, expuesto a la vista de todos los pueblos,
32 sea luz que ilumine a los gentiles y la gloria de tu pueblo de Israel.
33 Su padre y su madre escuchaban con admiración las cosas que de él se decían.
34 Simeón bendijo a ambos, y dijo a María su madre: Mira, este niño que ves está destinado para la ruina y para resurrección de muchos en Israel, y para ser el blanco de la contradicción;
35 lo que será para ti misma una espada que traspasará tu alma; a fin de que sean descubiertos los pensamientos en los corazones de muchos.
36 Vivía entonces una profetisa llamada Ana, hija de Fanuel, de la tribu de Aser que era de edad muy avanzada; y la cual, casada desde muy joven, vivió con su marido siete años.
37 Y se había mantenido viuda hasta los ochenta y cuatro de su edad, no saliendo del templo, y sirviendo en él a Dios día y noche con ayunos y oraciones.
38 Esta, pues, sobreviniendo a la misma hora, alababa igualmente al Señor, y hablaba de él a todos los que esperaban la redención de Israel.
El regreso a Nazaret
39 Y María y José con el niño Jesús, cumplidas todas las cosas ordenadas en la ley del Señor, regresaron a Galilea a su ciudad de Nazaret.
40 Entretanto, el niño iba creciendo, y fortaleciéndose, lleno de sabiduría; y la gracia de Dios estaba en él.
El niño Jesús en el templo
41 Iban sus padres todos los años a Jerusalén por la fiesta solemne de la Pascua .
42 Y siendo el niño ya de doce años cumplidos, habiendo subido a Jerusalén , según solían en aquella solemnidad,
43 acabados aquellos días, cuando ya se volvían, se quedó el niño Jesús en Jerusalén , sin que sus padres lo advirtiesen;
44 antes bien, persuadidos de que venía con algunos de los de su comitiva, anduvieron la jornada entera buscándole entre los parientes y conocidos.
45 Mas como no le hallasen, retornaron a Jerusalén , en su busca.
46 Y al cabo de tres días de haberle perdido, le hallaron en el templo, sentado en medio de los doctores, que ora les escuchaba, ora les preguntaba.
47 Y cuantos le oían quedaban pasmados de su sabiduría y de sus respuestas.
48 Al verle, pues, sus padres quedaron maravillados; y su madre le dijo: Hijo, ¿por qué te has portado así con nosotros? Mira cómo tu padre y yo llenos de aflicción te hemos andado buscando.
49 Y él les respondió: ¿Cómo es que me buscábais? ¿No sabíais que yo debo emplearme en las cosas que miran al servicio de mi Padre?
50 Mas ellos por entonces no comprendieron el sentido de la respuesta.
51 En seguida se fue con ellos, y vino a Nazaret, y les estaba sujeto. Y su madre conservaba todas estas cosas en su corazón.
52 Jesús entretanto crecía en sabiduría, en edad y en gracia delante de Dios, y de los hombres.
CAPITULO III
Predicación de Juan el Bautista
1 El año décimoquinto del imperio de Tiberio César, gobernando Poncio Pilatos la Judea, siendo Herodes tetrarca de la Galilea, y su hermano Filipo tetrarca de Iturea y de la provincia de Traconite y Lisanias tetrarca de Abilina;
2 hallándose sumos sacerdotes Anás y Caifás; el Señor hizo entender su palabra a Juan, hijo de Zacarías, en el desierto;
3 el cual vino por toda la ribera del Jordán, predicando un bautismo de penitencia para la remisión de los pecados, (…)
(…)
El bautismo de Jesús
21 En el tiempo en que concurría todo el pueblo a recibir el bautismo, habiendo sido también Jesús bautizado, y estando en oración, (…)
Genealogía de Jesús
23 Tenía Jesús al comenzar cerca de treinta años (…)” (Sagrada Biblia. Traducción de la Vulgata al castellano. Félix Torres Amat. Edición de 1825. Excepto los títulos, negrita fuera de texto. Sea la oportunidad de advertir que esta Biblia comenzó a ser traducida por el sacerdote jesuita español José Miguel Petisco, trabajo que llevó a cabo hasta su fallecimiento en 1800. Sin embargo, solamente se le empezó a dar el crédito en ediciones posteriores a aquellas en las que solamente se le dio al obispo Félix Torres Amat).
Vemos, pues, cómo en la Biblia José aparece en escena antes del nacimiento de Jesús, durante su nacimiento y después de este, pero solamente hasta el episodio de la pérdida del niño en Jerusalén durante una peregrinación – que no es sino pensar en las actuales para concluir lo multitudinarias que eran – y su hallazgo, al tercer día de angustiosa búsqueda, en el templo, lugar donde en esos momentos se encuentra debatiendo con los doctores de la ley.
Después de este episodio, Jesús tan solo volverá a reaparecer en la Biblia cuando su primo Juan el Bautista – el extraordinario predicador – lo va a bautizar en el río Jordán, escena bíblica en la que ya no aparece José.
A partir de su bautizo da comienzo Jesús a su vida pública.
Pues bien: en el momento de su desaparición durante la peregrinación en Jerusalén y su hallazgo en el templo al tercer día, Jesús tiene doce años, mientras que cuando empieza su vida pública luego de ser bautizado por Juan en el río Jordán ya tiene “cerca de treinta”. La pregunta es, entonces: ¿qué sucedió con José – y, por supuesto, con Jesús – durante esos dieciocho años?
(CONTINUARÁ)
ILUSTRACIONES:
(1) El sueño de José (1620 – 1630) – Daniele Crespi. Museo de Historia del Arte de Viena.
(2) San José y Jesús. La Sagrada Familia. Antoni Gaudí. Barcelona.
(3) Tomás de Aquino. 1650. Bartolomé Esteban Murillo. Colección particular. Barcelona.
(4) El sueño de San José. Philippe de Chaimpagne (Bruselas, 1602 – París, 1674). Museo Nacional de Bellas Artes de Cuba. La Habana.
(5) José de Nazaret. Siglo XIX. Hermanos Duthoit. Catedral de Notre Dame. Capilla de San José. París.
(6) Biblia de Gutenberg. Siglo XV. Biblioteca Pública de Nueva York.
(7) Sueño de San José. Siglo XIX. Antonio Ciseri. Colección Florenz. Oratorio della Madonna delle Grazie. Pisa, Italia.
(8) Glorificación de San José (San José con el Niño Jesús). Anónimo. Siglo XVIII. Museo Nacional de Bellas Artes. Buenos Aires.
(9) Portada de la Sagrada Biblia. Félix Torres Amat. Ilustrada por Gustavo Doré. Barcelona. 1883.
(10) Anunciación. 1597 – 1600. El Greco. Museo de Bellas Artes de Bilbao.
(11) La Anunciación. 1560 (aproximadamente). El Veronés. Museu Nacional d’Art de Catalunya. Barcelona.
(12) La Anunciación. 1583. Tintoretto. Scuola Grande di San Rocco. Venecia.
(13) La Anunciación. 1559 – 1564. Tizziano. Iglesia de San Salvador. Venecia.
(14) Adoración de los pastores. 1635 – 1640. Matthias Stom. Palazzo Madama e Casaforte degli Acaja. Turín.
(15) Presentación de Cristo en el Templo. 1648 (aproximadamente). Philippe de Champaigne. Museo de Arte Ponce. Ponce, Puerto Rico.
(16) Jesús entre los doctores. 1560 (aproximadamente). El Veronés. Museo del Prado. Madrid.
(17) Biblia de Petisco – Torres Amat. Madrid. 1941.
(18) San José. 1847. William Dyce. Colección Castillo de Windsor. Windsor, Inglaterra
ÓSCAR HUMBERTO GÓMEZ GÓMEZ: Miembro de Número de la Academia de Historia de Santander.