NOTA DEL PORTAL: Cuando planeábamos la realización de una fiesta poética en nuestra casa, en la cual descubriríamos las dotes literarias de, entre otros, el Dr. Hernando Gómez Guarín, de quien supimos, por fuentes de alta fidelidad, como decía el maestro Arturo Abella, que es poeta clandestino, y aspirábamos a confirmar nuestra fundada sospecha de que Claudio Rafael Gómez Ortiz también lleva la poesía en la sangre, fuimos sorprendidos con la gentil invitación del Dr. Manuel Enrique Rey Sanmiguel y de su dignísima esposa, doña Yolanda Macías Morales, para participar en un encuentro poético que congregaría a pesos pesados de la poesía comarcana, certamen al cual se refiere, precisamente, su artículo de hoy. Compromisos familiares ineludibles nos impidieron estar allí. Conste que, incluso, ya teníamos declamación preparada. Sea la oportunidad de agradecerles al Dr. Rey y a su señora la amable invitación. De todos modos, quedamos pendientes del próximo encuentro. Por ahora, podríamos pensar en utilizar el nuestro -así sea mucho más modesto- como pretexto para el desquite. Un abrazo.
DÍA MUNDIAL DE LA POESÍA.
Por Manuel Enrique Rey. (*)
Tal vez porque su arte consista en jugar, ésta vez con estética y palabras y porque además de leerse tendrá que decirse, la poesía como elemento esencial debiera ser patrimonio universal de la humanidad. Al no poder palparse, su festejo universal cada 21 de marzo –día en que entra el equinoccio primaveral- aún no es objeto de toda nuestra atención pasando su conmemoración desapercibida.
Casi todos la admiramos, más ha de saberse que tratándose de versos, poco interés despierta su publicación y menos aún que un traductor pueda mejorarla mientras va despojándola de su idioma vernáculo, para entregarla aupada luego de disminuirle su entropía. Sucede con frecuencia en música y poesía: por más que el lenguaje de notas y silencios, de metáforas y sueños, apenas eclosiona empiece a enseñarnos mucho de nuestro universo, de valores y utopías, sobre posibles mejoras infinitas, las traducciones incluyendo las interpretaciones podrían gustar más en el nuevo idioma y luego de adquirir nacionalidad y pensarse autóctonas sí para su gracia caen en manos de geniales intérpretes o de divinizados rapsodas regionales.
La poesía al igual que los sembradíos y los frutos de la tierra, permite a una lengua echar raíces y renovarse, hasta que por haber trascendido al idioma universal de los dioses, luego de trasegar la mensajería de lo auténtico de cada cultura, abra puertas, para el diálogo y comprensión entre pueblos, entre valores que puedan celebrarse como diálogo entre civilizaciones disímiles.
Poesía universal y de recordados poetas santandereanos, convirtieron el festejo celebrado como corazón de pueblos, en auténtico bazar donde fueron subastados acentos y consonancias, octosílabos y endecasílabos, sonetos y uno que otro poema blanqueado. Para tal fin, aprovechando el día de puente domingo 24 de marzo, fueron convocados un grupo de académicos y personalidades especiales. Las tarjetas de invitación corrieron por cuenta de Juvenal Fonseca y Manuel Enrique Rey todo con el objeto de un reencuentro plácido e inaudito, con quien se dignó presidir el aquelarre: Polimnia, musa de la poesía lírica, quien vino acompañada de Euterpe y de Erato, quienes destellaron y llamaron la atención por sus atuendos, maravillosos despilfarros de musicalidades y de asonancias eróticas.
Se reconoció con diploma de honor la labor poética universal de un puñado de santandereanos, algunos olvidados que no por ausentes, dejaron de sentarse en primera fila al lado de Homero, Anacreonte, Eurípides, Sófocles y Esquilo, entre ellos Horacio González, Gustavo Cote, Rafael Ortiz, Ismael Enrique Arciniegas y muchos otros; y entre los vivos, indudablemente a quien ya adquirió parcela en el Olimpo universal, el Zapatoca Ramiro Lagos.
El propósito de los invitados parodiando a Platón consistió, imitando el oficio de las abejas, proponer para Santander año por año y por estas calendas non santas, volando aquí y allá entre jardines y vergeles de musas, dedicarnos a recoger y extraer fuentes de néctar hechas versos que sean cantadas.
Dios respondió: Que haya sido domingo y de liturgia, el día escogido para poesía y amistad, significa para la posteridad, que la cultura regresa a su alcurnia. Por ser casi la hora última diurna, y por aún volar pájaros en vecindad, y ser tanta la rima de calidad, les prometo que enviaré algunas de mi urna. –Lógicamente: debe haber acento y ritmo –manifestó-. Que grite el alma que se sienta herida, y que el silencio sea arma preferida, del alma congoja sí un trino cantó. Y que si alguien pregunta qué haré yo, que versando amor brinde por la vida. Así ha de ser.
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* MANUEL ENRIQUE REY SANMIGUEL. Ingeniero Químico de la Universidad Nacional de Colombia. Miembro Correspondiente de la Academia de Historia de Santander.