Tal y como se observó, el artículo del historiador Armando Martínez Garnica, titulado “Adiós a Manuela Beltrán”, dice:
“Hasta entonces, nadie había mencionado a esa mujer en el movimiento socorrano de 1781, y nadie había dicho su nombre, ni siquiera en el largo expediente judicial que se siguió a los comuneros. Pero alguien, sin prueba alguna, inventó que se llamaba Manuela Beltrán (…)”. (Negrilla fuera de texto).
Esto no es cierto. Y no lo es, porque nada más ni nada menos que el mismísimo alcalde de la villa del Socorro en la fecha de la insurrección, Don Josef Ignacio Angulo y Olarte, informó que salió al balcón de su casa a observar los hechos y que entre los amotinados había reconocido a Manuela Beltrán.
“… Solo conocí a Manuela Beltrán que rompió el edicto, no distinguí más sujetos, porque todos los que se aparecieron se precabian (sic) con sus sombreros gachos,…” (Archivo General de la Nación. Sección República, serie Revolución de la Nueva Granada, SR.8,V.3,R.1 – 1781 Pp. 49. En: AMAYA LEÓN, Wilman. Insurrección comunera. Memorias del siglo XIX. Primera edición. Universidad Libre. Seccional Socorro. 2020, p. 105).
En Internet:
https://repository.unilibre.edu.co/bitstream/handle/10901/20341/Insurreccion%20Comunera-Memorias%20del%20siglo%20XIX-%20Archivo%20digital.pdf?sequence=2
El mismo artículo dice:
“Gracias a los motores de búsqueda de Family Seach, sabemos que ninguna mujer con ese nombre fue bautizada en esa época“.
Esto tampoco es cierto. En el folio 76 del Libro de Bautismos No. 2 de la Parroquia de Nuestra Señora del Socorro obra la partida de bautismo de “María Manuela“, “hija legítima de Juan Beltrán y Angela de Archila”, niña que fue bautizada el día dos de julio de 1724“.
El texto completo de dicha partida es el siguiente:
“MARÍA MANUELA
En la parroquia del Socorro, el dos de julio de mil setecientos veinte y cuatro años, yo. El Mtro. Don Joseph de Lara Mirabal, Theniente de cura en ella condicional, bauticé puse óleo y chrisma a una niña llamada María Manuela, de un mes y veinte días, hija legítima de Juan Beltrán y Ángela de Archila Sarmiento, fue su padrino Nicolás de Cárdenas Barragán. Doy fe, Joseph de Lara Mirabal. Pbro”.
Ello significa no sólo que Manuela Beltrán sí fue bautizada en el Socorro, sino que en 1781, año de la insurrección, tenía 57 años de edad.
Dice el mismo artículo que José María Quijano Otero, director de la Biblioteca Nacional, dejó una constancia en 1878 en la que textualmente escribió lo siguiente:
“Ningún historiador de Colombia consigna el nombre de la mujer que rompió el escudo real y despedazó el “edicto de los impuestos” en la plaza del Socorro el 15 de mayo (sic) de 1781, fecha que constituye, en mi humilde opinión, el punto de partida del movimiento insurreccionalista que emancipó a Colombia. Hoy he sabido por una rara casualidad, i puedo comprobar, que aquella humilde hija del pueblo que vino a ser heroína en la historia se llamaba María Antonia Vargas. Dejo de ello constancia en la Biblioteca Nacional, como tributo a aquella valerosa mujer (…)”. (Negrilla fuera de texto).
Lo que no dice el artículo es cuál fue esa “rara casualidad” y con qué pruebas “comprobó” el autor de tal constancia que “aquella humilde mujer” que “rompió el escudo real y despedazó el “edicto de los impuestos” en la plaza del Socorro” “se llamaba María Antonia Vargas”.
Como quedó visto atrás, “el nombre de la mujer que (…) despedazó el “edicto de los impuestos” en la plaza del Socorro”, entre otras cosas no “el 15 de mayo de 1781”, sino el 16 de marzo de 1781, lo “consigna” el propio alcalde de la villa del Socorro, quien desde el balcón de su casa la vio rompiéndolo.
(CONTINUARÁ)