CARTAS A TOMÁS. Por: Leonardo Rodríguez V.

Carta III

Querido Tomás:

Te señalaba en mi carta anterior la importancia que tiene conocer nuestras raíces históricas, para poder reflexionar y juzgar si esta época nuestra es mejor en todos sus aspectos que las anteriores o si, por el contrario, hay cosas en ella que son más bien producto de un retroceso, de una decadencia.
Quisiera ahora hablarte en esta carta, aunque sea brevemente, acerca de uno de los periodos de la historia que más llaman mi atención, además de ser uno de los periodos más bellos: la Edad Media.
Sé que tal vez pensarás: ¿¡qué tiene que ver la Edad Media (una época tan lejana de la nuestra y que todas las películas que seguramente has visto presentan como una época maligna y llena de cosas espantosas y crueles), con estas cartas!? Pues bien, creo que tiene mucho que ver, porque a pesar de ser una época lejana de nosotros en el tiempo, fue una época en la que estaban muy vivas ciertas ideas y conductas que hoy el hombre ha abandonado o de las cuales el hombre actual incluso se burla.
Permíteme que te explique esto.

Ante todo vamos a poner fechas. Aunque los historiadores no logran ponerse todos de acuerdo sobre el año de inicio y el de final de su duración, creo que te puedo decir que la Edad Media fue el periodo comprendido más o menos entre los años 476 y 1492. El primero fue el año en que el Imperio Romano de Occidente llegó a su final, y el segundo fue, como debes saber, el año del descubrimiento de América (¿Recuerdas? Cristóbal Colón y la Pinta, la Niña y la Santa María). Pero te repito que estas fechas no dejan contentos a todos los historiadores, algunos ponen de inicio una distinta y otros en vez del descubrimiento de América utilizan algún otro hecho como referencia para el final de la Edad Media. Pero más o menos esa es la idea.

Como verás, es un periodo de unos mil años en los cuales obviamente pasaron cientos de cosas importantes y trascendentes. Pero tranquilo mi querido Tomás que no pienso contarte aquí la historia de la Edad Media, sería necesario para ello escribir un libro a parte y bastante grande. Lo que yo quisiera aquí es hablarte más bien de un par de características que tuvo la Edad Media y que no tenemos nosotros hoy: fue teocéntrica y estudiosa de la sabiduría.
Ya sé que estarás pensando que aunque prometí no usar palabras ‘de viejo’, ahora he usado esa tan rara de ‘teocéntrica’.
Tienes toda la razón y por eso permíteme que te diga lo que significa: teocéntrica significa que la Edad Media ponía en el centro de todo a Dios, ya que “teo” es una palabrita derivada del griego y significa Dios, en griego se escribe así: “θεός”.

Y ¿cómo así que la Edad Media fue teocéntrica?  Sí, la Edad Media fue teocéntrica porque prácticamente todos los aspectos de la vida del hombre en aquella época se relacionaban de una u otra manera con Dios. Desde que el hombre nacía, hasta el momento de su muerte, Dios ocupaba un lugar importante.

Pero no solo para las personas comunes y corrientes: también para los reyes y reinas, príncipes y princesas. Dios era central en sus vidas y en sus gobiernos. ¿Quiere esto decir que todos ellos fueron muy buenos y santos? ¡No! No fue la Edad Media una época llena de gente perfecta, sino más bien de gente imperfecta pero consciente de esa imperfección, y muchos de ellos, incluso reyes y reinas, llegaron efectivamente a ser santos al reconocer que sin la ayuda de Dios no podían vencer sus defectos.

La otra característica de la Edad Media que te quería mencionar era su estudio de la sabiduría. Ya vamos terminando esta carta, así que te pido un poco de paciencia, ¡vale la pena!

Comprendo que quizá se te haga extraño oírme decir que una característica de la Edad Media fue su amor por el estudio de la sabiduría, y tal vez pienses que en eso la época actual no se queda atrás ya que en tu ciudad conoces varias universidades, algunas públicas, otras privadas, en donde estudian miles de personas sus carreras profesionales o tecnológicas. Y en parte tienes toda la razón. Pero la diferencia está en la palabra sabiduría, pues yo he escrito que la Edad Media fue estudiosa de la sabiduría. ¿Qué es entonces eso de la sabiduría?

Querido Tomás, una cosa es la ciencia y otra distinta es la sabiduría. La ciencia es un conocimiento que se ocupa de una parte de la realidad y trata de explicar dicha parte de la realidad por medio de sus causas más cercanas. Por ejemplo, la biología estudia los seres vivos, y al estudiarlos ve que están compuestos de células, y le interesa describir las partes de la célula y cómo funcionan esas partes entre sí (¿recuerdas tu época de colegio cuando tuviste que memorizar las partes de la célula o tal vez dibujarlas a todo color para un examen?). Pero la biología no estudia a profundidad qué es la vida, qué es vivir, porque la vida como tal no es algo que pueda observarse mediante un microscopio, pues lo que se ve con el microscopio son los seres vivos y sus acciones y sus partes, no la vida. Además la biología no estudia lo que estudia la historia, o la matemática, o la física, o la arqueología, etc. Cada ciencia estudia una parte de la realidad y trata de describirla y analizar su composición y su funcionamiento, nada más.

¿Y la sabiduría? La sabiduría es bien distinta, la sabiduría no estudia una parte de la realidad, sino la realidad entera, la realidad en sí misma, y se pregunta cosas como: ¿Qué es la realidad? ¿Qué es ser real? ¿Qué hace que algo sea real? Estudia entonces la realidad entera, no una parte, y no busca solo describir su funcionamiento sino ante todo comprender y explicar sus causas más profundas, sus causas primeras, detrás de las cuales ya no es posible ni necesario seguir buscando. Por eso la sabiduría de la Edad Media llegaba al final de su búsqueda a encontrar a Dios, creador de todo y causa de todo.

Voy a ponerte un ejemplo sencillo para que comprendas la diferencia entre causas cercanas y causas primeras. Como lo tuyo es el fútbol, piensa en un hermoso gol de tiro libre. Si yo te pregunto cuál fue la causa de ese gol, qué fue lo que causó ese gol, tú seguramente me dirás que la causa fue el jugador que realizó el disparo. ¡Buena respuesta! Pero deja que te pregunte algo más: ¿Es posible decir que la causa del gol fue el ingreso del balón en la portería? ¿Es posible decir que la causa del gol fue el golpe del pie del jugador contra el balón? ¿Es posible decir que la causa del gol fue el movimiento de la pierna del futbolista justo antes de impactar el balón? ¿Es posible decir que la causa del gol fueron las señales que envió el cerebro del futbolista hacia los músculos de la pierna para moverla en cierta dirección? ¿Es posible decir que la causa del gol fue el deseo del futbolista de enviar el balón al ángulo de la portería? ¿Es posible decir que la causa del gol fueron las ganas que tenía el futbolista de que le suban el sueldo en su equipo? Y así sucesivamente.
Piensa bien en las anteriores preguntas. Por mi parte creo que es posible contestar que sí a todas. Porque si te fijas bien verás que todas esas cosas fueron de alguna manera causa del gol, ya que si quitas una de esas no hay gol, no es posible el gol. Y eso es lo que entendemos por causa: lo que influye en la producción de algo. Y todas esas cosas que te puse arriba en las preguntas influyeron en el gol, ¿Verdad que sí?
Lo que sucede es que algunas de esas cosas son más cercanas al gol que otras. La entrada de la pelota en la portería es más cercana al gol que el deseo de un aumento de sueldo del futbolista, y a pesar de ser unas más cercanas que otras lo cierto es que todas tuvieron que ver en el gol. Por tanto todas son causas.

Pues bien mi querido Tomás, te dije arriba que la ciencia estudiaba causas cercanas y la sabiduría causas primeras. En el caso del futbolista podemos decir que la ciencia estudiaría el movimiento del balón al ingresar en la portería, o también la fuerza y la dirección del pie al momento de golpear el balón, o también la corriente eléctrica que desde el cerebro activó los músculos de la pierna del jugador. Y nada más. Mientras que la sabiduría estudiaría las causas primeras, es decir, las causas que ya no tienen ninguna otra detrás, como por ejemplo el deseo del futbolista por convertir el gol para su equipo. Detrás de ese deseo ya no hay otra causa del gol, ese deseo es la causa primera del gol, la causa fundamental.
Espero que el ejemplo te ayude a entender lo que es una causa cercana o una causa primera y fundamental. Los medievales se interesaron por las causas primeras y fundamentales de toda la realidad, por eso al final de su búsqueda llegaban a Dios, y detrás de Dios ya no había que buscar más, Dios era la causa primera y fundamental de todo, la máxima explicación de todo.

Y esto era la sabiduría: búsqueda de la causa fundamental, búsqueda de Dios.
Otro nombre de esta sabiduría era filosofía primera, o metafísica. Otros le llamaban teología natural, aunque creo que este último nombre no fue muy usado en la Edad Media.

¿Y es que hoy no se estudia filosofía? Bueno, sí y no querido Tomás. Si vas a una universidad de tu ciudad es posible que encuentres que entre los estudios que ofrecen hay uno llamado filosofía. Pero lo cierto es que esa ‘filosofía’ se parece a la de la edad media solo en el nombre, ya que es una filosofía que no llega hasta Dios, sino que se queda en el hombre. Pero ese es un tema del que te quiero hablar en otra carta, contando con tu paciencia.

Te decía al inicio de esta carta que te iba a hablar de dos características de la edad media que hoy nuestra época ha abandonado o de las cuales el hombre actual incluso se burla.
Creo que esto no te lo tengo que demostrar mucho, porque desgraciadamente es bastante evidente. Dime por ejemplo ¿Cuántos de tus amigos hablan de Dios? ¿Cuántos de tus conocidos se interesan por la sabiduría de la que te hablé más atrás?
Actualmente por todas partes se presentan burlas y ataques hacia las personas que aún creen, y también se considera ‘aburrido’ el pensamiento filosófico, ¿Verdad o no? En los programas de televisión, en las películas, por todas partes existe esa burla y ese rechazo. Nuestra época actual ya no es teocéntrica, sino más bien antropocéntrica, ¡otra palabra ‘de viejo! Significa que el centro es el hombre, ya que ‘antropos’, que también viene del idioma griego, significa precisamente hombre: “άνθρωπος”.

La Edad Media fue una época de luces y de sombras, es decir, de cosas malas y buenas, como todas las épocas. Pero tenían muy claro las personas de esa época que era importantísimo darle un lugar a Dios y dedicar sus esfuerzos al estudio de esa sabiduría. ¿Qué te parece? ¿Hacían mal o hacían bien?

Con sincero afecto,

L.R

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LEONARDO RODRÍGUEZ V. Psicólogo, filósofo, teólogo y escritor santandereano.

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